martes, 15 de octubre de 2019

Portugal 2019

Parece que fue ayer cuando estuvimos por última vez en nuestro vecino Portugal y sin embargo han pasado la friolera de 6 años, demasiados sin pisar este precioso país donde destacan la cultura, la gastronomía y sus vinos, sus playas vírgenes y ante todo la hospitalidad del pueblo portugués. Son personas increíblemente amables, siempre dispuestas a hacerte sentir como si estuvieras en casa.

En esta ocasión vamos a visitar una parte del Algarve y lo que podamos del Alentejo.

Domingo 15 de septiembre, a las 9,30 horas arrancamos hacia Monsaraz, donde llegamos sobre las 14,30 hora local (1 hora menos que en España). Para nosotros una hora perfecta para comer.
Nos alojamos en Telheiro Ferragudo, a menos de 1 km caminando de Monsaraz, en el Monte de Avó Chica (40 €/noche), está genial, buena y amplia habitación, baño y muy tranquilo. Un alojamiento a destacar si tocas esta zona, el dueño super amable.

Se encuentra como a un par de kilómetros del Embalse de Alqueva. Se trata del mayor embalse de Europa Occidental. La longitud desde la presa a la cola es de 83 kms, su profundidad máxima de 152 metros y un perímetro de 1160 kms. Ocupa un área de 250 km2, de los cuales 33 están en la provincia de Badajoz. También dispone de zonas perfectamente acondicionadas para baños, con piscinas naturales, playas, restaurantes, etc.

Una vez comido un poco salimos a visitar un Crómlech (monumento megalítico formado por piedras o menhires introducidos en el suelo y que adoptan una forma circular similar a un muro o elíptica, cercando un terreno). Sobre estas líneas el Crómlech de Xerez, formado por 50 menhires de granito.

Y muy cerca tenemos un par de Menhires (la forma más sencilla de un monumento megalítico. Consiste por lo general en una piedra alargada, en bruto, o mínimamente tallada, colocada de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para que no se caiga).
En la imagen el Menhir do Outeiro, y ¿no dirás que no estás bien acompañada?

A escasos 2 kms nos encontramos con la Playa fluvial de Monsaraz en pleno embalse del Alqueva. Como anteriormente he comentado goza de unas excelentes infraestructuras y ofrece la oportunidad de practicar una gran variedad de deportes náuticos, entre ellos el esquí náutico.  

Hacemos una visita exterior (se encuentra cerrado desde hace mucho tiempo y totalmente abandonado) por el Convento de Nuestra Señora da Orada.
Según la web de "turismoenportugal" dice que actualmente alberga un Hotel Rural y el Museo Arqueológico, cosa que para nada es cierta.

Continuamos nuestra visita ahora ya en el pueblo de Monsaraz, uno de los pueblos más bonitos del Alentejo, también llamado, "El Nido de las Águilas" (Ninho das Águias) por estar encaramado en una pequeña montaña de la infinita llanura alentejana.

Accedemos por la Puerta de Évora a la Calle de Cisterna, una de las cuatro puertas de acceso a la Villa Medieval, calles empedradas, empinadas y casas de un blanco impoluto son la tónica general.

Una calle de ida, otra de vuelta y muchas y variadas tiendas de artesanía, restaurantes y miradores, especialmente el que se encuentra en el castillo, nos dan una magnífica imagen de esta Villa.

Porta da Vila, acceso principal de Monsaraz protegida por dos torreones y coronado por un campanario.

Es curioso como un pueblo tan pequeño construyó y todavía mantiene en pie siete iglesias y un castillo.

El Castillo con su torre del homenaje se utiliza como coso taurino en las fiestas del pueblo (2ª de septiembre) con corridas portuguesas. Nos las perdimos por unos días, toda una pena no haber estado en ellas.

La cena la hacemos en el Restaurante Sem Fim, nos lo han recomendado como muy bueno y no se han equivocado lo más mínimo.
Un bacalao Sem Fim, un bacalao verde con camarón (raciones muy, muy generosas), una rica ensalada y dos buenas cervezas ha sido la cena. Todo exquisito y a un magnífico precio. El mejor restaurante de todos los que hemos pisado estos días.

Lunes 16, amanece un día caluroso, desayunamos tranquilamente mientras charlamos largo y tendido con José, el dueño y sobre las 10 salimos hacia Mértola.
Hacemos una primera parada en Estrela, nos lo han recomendado, pero la verdad es que ni nos bajamos del coche, no tiene nada que ver, salvo que se encuentra la borde del embalse Alqueva y que dispone igual que en Monsaraz de una zona de baños perfectamente equipada.

Seguimos hasta Pulo do Lobo, la cascada más alta de Portugal por la que se precipitan las aguas del Guadiana. Terreno muy pedregoso y no apto para caminar todo el mundo. Desde este margen del río no se ve prácticamente el salto, para verlo es conveniente hacerlo desde el otro margen del río.

Una parada en Moura para hacer compra y acopio de víveres y hasta la localidad de Sao Domingos donde vamos a comer y visitar las minas.
En la imagen podemos ver el lago ácido de agua roja de la mina a cielo abierto abandonada en la actualidad.

La mina comenzó a funcionar haya por 1857 y permaneció en actividad hasta 1964. Se encuentra situada sobre la Faja Pirítica Ibérica. Se extrajeron más de 20 millones de toneladas de mineral (cobre, zinc, plomo y azufre).

Me recuerdan mucho a las minas de Río Tinto en España por esos colores rojizos del agua. La verdad es que el paisaje es tremendamente bonito, aunque también presenta residuos abundantes muy contaminantes, como escorias y cenizas de fundición.

Achada do Gamo (planta de azufre).
Una pena no haberle dedicado más tiempo a recorrerla más en profundidad, me ha parecido interesantísima su visita.
Es posible hacer visitas guiadas, las organiza la Fundación Serrao Martins y la Casa del Minero (Museo). Se hacen en dos itinerarios temáticos: Circuito Urbano y Complejo Industrial.
Son más de la 5 de la tarde y tenemos que continuar, por lo que nos despedimos de este interesante recorrido por la mina y nos vamos hacia Mértola.

Encaramado sobre una colina rocosa a los pies del Guadiana se encuentra el pueblo medieval de Mértola, localidad en la que vamos a pasar la noche. Lo hacemos en el Beira Río (37,60 € s/d) con una excelente ubicación sobre el río, una habitación aceptable y un baño diminuto. Para contrarrestar tiene un bonita piscina donde aprovechamos para darnos un baño.

Está considerada como una Villa Museo y uno de los pueblo portugueses que mejor conservan su esencia árabe.

Frente a la entrada del Castillo quedan las ruinas del foro romano de Mirtilis, al que se superpuso la alcazaba musulmana.
Dejamos el castillo y nos acercamos hasta la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves sita en lo alto de una colina y punto donde vemos caer la tarde y ponerse el sol. De aquí, ya con la noche encima regresamos a nuestro hostel, nos preparamos una rica cena picnic en la terraza que tenemos sobre el río Guadiana regada con un buen vino del Alentejo y a dormir como benditos.

Martes 17, desayunamos tranquilamente en la terraza y salimos a nuestro próximo destino que hoy será Sagres.
Nos detenemos en Silves para visitarla y tomarnos un rico café.

Ciudad histórica que en su origen fue la antigua capital del Algarve. A destacar su imponente castillo de ladrillo rojo, las inexpugnables murallas de la ciudad o la catedral gótica construida sobre los cimientos de una magnífica mezquita.

Para la hora de comer estamos en Sagres, como todavía queda un rato para que nos den la habitación, aprovechamos para comer, que es una hora más que buena. Una buena ración de bacalao a bras y unas ricas sardinas a la brasa (todo exquisito).
Ahora ya sí, nos alojamos en los apartamentos Atalaia (49,50 € s/d). Buena situación cerca del mar, habitación bastante mejorable y una terraza en la acera de la calle. Pasable para una noche, pero si volvemos no repetiremos.
De camino al Cabo de San Vicente nos detenemos en la Playa de Beliche. Aquí pasamos un buen rato, baño, sol y paseo. Se trata de una playa virgen considerada por mucha gente como la mejor playa del Algarve.

A las 18,30 nos acercamos hasta el Cabo de San Vicente donde vamos a ver según algunos el atardecer más maravilloso del mundo (una vez visto os diré si es el mejor o no).

Somos muchos los que allí nos aglutinamos a lo largo y ancho de las laderas para presenciar esa puesta de sol única para unos, pura magia para otros.
Como ahora si que puedo valorar la misma, puedo decir que está bien y punto. Para nada es mágica, ni única, ni todos esos calificativos tan rimbombantes que damos en muchas ocasiones para definir ciertos lugares o momentos. Eso sí, el entorno en el que se encuentra es una preciosidad con esos acantilados de vértigo que rodean todo el Cabo y los colores que el sol aporta a la roca.

Miércoles 18, para las 9,30 dejamos el apartamento y nos acercamos hasta La Fortaleza, no entramos ya que no nos llama mucho la atención. Un paseo para ver las vistas desde los acantilados y continuamos carretera, mejor dicho, caminos de tierra polvorientos para visitar unas cuantas playas. Si una es bonita la otra no se queda atrás.
Todas ellas se encuentran en parajes vírgenes sin ningún tipo de construcción ni chiringo a su lado.
La primera en detenernos es la Playa de Telheiro, tranquila en parte a que su acceso no es fácil.

Muy cerquita nos encontramos con la Playa de Ponte Rubia, paraíso de surfistas.

Las próximas han sido Castelejo, Cordoama, Monte Clérigo, Arrifana (foto superior), Das Adegas (naturista) y a su lado derecho Odeceixe.

Terminamos en la de Zambujeira do Mar, únicamente podemos disfrutarla desde las alturas puesto que vamos justos de tiempo y  no nos va a dar tiempo de zambullirnos un rato. Lo dejaremos para una próxima ocasión.

Estamos en Vila Nova de Milfontes, nos alojamos en el Pirata Hostel Milfontes (47 € s/d). Bien situado, muy tranquilo, habitación muy espaciosa, salón-cocina totalmente equipada y una preciosa terraza donde poder descansar (todo un lujazo de alojamiento).
Nos damos un paseo de reconocimiento y seguido a cenar al Restaurante Patio Alentejano que nos han recomendado.
Pedimos los dos lo mismo, Bacalao a Lagareiro, unas raciones enormes y muchas, muchísimas, demasiadas patatas. Mucha cantidad y mejorable la calidad. Lo venden como un restaurante barato y de sólo locales y resultó ser todo guiris, ¿y de precio? pues dos raciones de bacalao y una botella de vino de la casa, 47 euros, creo que de barato no tiene nada.

Jueves 18, buen desayuno en la Pastelería Mabi, seguido cogemos el coche para acercarnos hasta Porto Covo. Un pueblo un tanto impersonal pero con unas playas de ensueño. Empiezas a caminar por la playa enlazando una con otra mientras el mar y la marea te lo permite, cuando no es así, un camino las bordea todas ellas. Finalmente llegas hasta Playa Grande mi playa favorita de todas las vistas.
Nos quedan varias que ver, pero ola va, baño viene se nos hace tarde y tenemos que regresar a Vila Nova.

Ya de regreso paramos de nuevo, esta vez en la Playa de Malhao, una pasada de playa, la number one de Montse. Se trata de un largo y precioso arenal que además cuenta con un suntuoso decorado de rocas y dunas.

Volvemos a sumergirnos en sus aguas y ya de camino a Vila Nova paramos en un restaruante de carretera donde nos comemos unas exquisitas tostas donde todos son locales y además económico.

Ni podemos, ni debemos irnos de Vila Nova sin visitar sus tres playas fluviales, Farol, Franquia y Furnes que se encuentra cruzando el puente. 
Último baño medio fluvial, medio marino y para casa que está anocheciendo.
Esta localidad nos ha parecido super-recomendable para pasar unos cuantos días y utilizarla como base para desplazamientos a lugares cercanos. Poco turista (al menos la segunda de septiembre), tranquilo, limpio, bien cuidado y con todo tipo de servicios.

Viernes día 20, desayunamos nuevamente en la pastelería Mabi, seguido cargamos el coche y salimos con dirección a Estremoz, nuestro último destino en Portugal.
Durante el camino mucho viñedo y unas preciosas torres eléctricas que sirven como alojamiento a las cigüeñas. Esta se encuentra ocupada al cien por cien "cotizan caras por estos lares".

Entramos en Évora, ciudad Patrimonio de la Humanidad y capital de la región del Alentejo. Paseamos un par de horas por sus callejuelas, tomamos un buen café y de paso compramos unas queixadas para llevar a la familia.
Vayas por donde vayas, todas esas estrechas y bonitas calles desembocan en la Plaza de Giraldo, plaza principal de la ciudad y testigo de varios momentos destacados de la historia de Portugal.

En el centro histórico de la ciudad se alza el vetusto Templo Romano de Évora (conocido también como Templo de Diana), el monumento más conocido de la ciudad.

En Évora se encuentra uno de los más impresionantes proyectos de construcción del siglo XVI en la Península Ibérica, el Acueducto de Agua de Plata.

Un aspecto a destacar, es que dentro de las murallas de la ciudad los arcos se van reduciendo a medida que llegan al final del recorrido del agua. Bajo estos arcos se han construido encantadoras casitas y tiendas dando la sensación de ser una muralla secundaria de la ciudad.

Calles estrechas, sombrías, empedradas, limpias y blancas son la tónica general de esta hermosa ciudad.

Si hasta ahora los olivos y viñas eran la constante junto a la carretera, de camino hacia Evoramonte los alcornoques contados a millares son los protagonistas.

Entramos en Evoramonte, una pequeña aldea fortificada que ocupa un destacado emplazamiento en lo alto de una colina del Alentejo.
Montseee, que por ahí no se entra, que es por la puerta que tienes debajo ¡¡jajaja!!

El Castillo de Evoramonte es una fortificación de gusto italiano (yo diría que es más de dudoso gusto) construido en 1306. En el se asentaron varias civilizaciones, primero fue romano, después árabe y luego fue modificado tras el terremoto de 1531.

Calle principal que desemboca en la puerta de entrada al pueblo.

Terminamos el día en Estremoz, una de las famosas ciudades de mármol de la región del Alentejo.
Nos alojamos en Hotel O Gadanha (45 euros c/d), situado en el centro, muy recomendable si paras por aquí.
La Pousada Castelo de Estremoz se encuentra dentro del castillo construido por el rey Dionisio I de Portugal para la reina Santa Isabel en el siglo XIII.

 Iglesia de Santa María

Esta pequeña ciudad bien merece un paseo pausado por sus estrechas callejuelas medievales de fachadas blancas y por su conjunto arquitectónico y artístico.

Desde el humilde barrio de Santiago tenemos estas vistas sobre los viñedos que darán como resultado esos excelentes vinos del Alentejo.
Para cenar nos recomiendan "La Venda Azul", nos acercamos hasta el mismo pero esta todo full y como mínimo nos dan dos horas más tarde. De camino hacia el hotel nos paramos en el restaurante Alacrim donde cenamos estupendamente y con muchísima calidad y servicio.

Sábado 21, ha estado lloviendo por la noche y la mañana sigue igual. Desayunamos, vamos un poco al mercado a comprar un poco de verdura y fruta y regresamos para casa.
Antes de salir de Estremoz visitamos desde fuera una cantera de mármol en desuso actualmente. En un radio de 30 kms tenemos Estremoz, Vila Viçosa y Borba las tres ciudades del oro blanco luso.

Antes de cruzar la frontera nos detenemos brevemente en Elvas una foto en el Acueducto de Amoreira, visita del mercado y para casa. Llueve intensamente y es imposible disfrutar de la visita, es mejor dejarlo para una próxima ocasión que seguro que el tiempo será más apacible.

Y a partir de este momento cruzamos frontera y damos por terminados estas mini vacaciones por el Algarve y Alentejo portugués. Como en otras ocasiones todo un lujo poder viajar a nuestro país vecino donde tan bien y tan amablemente nos han tratado siempre.

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