domingo, 6 de septiembre de 2020

Portugal 2020

Sábado 5 de Septiembre de 2020, año para olvidar por el puñetero COVID 19. Año que como al resto del mundo viajero ha trastocado todo los planes vacacionales, planes que hemos tenido que cambiar a diario debido a los cierres, aperturas, confinamientos, etc, etc.

Tan pronto nos vamos a El Hierro, a Menorca, Galicia o Hong Kong. Al final y después de dar vueltas y más vueltas al mapamundi decidimos regresar una vez más a nuestro querido vecino Portugal, sabemos que salimos hoy pero no cuando volveremos. Lo que si sabemos por nuestra experiencia en este país, es que lo pasaremos bien, comeremos mejor y disfrutaremos de lo lindo.

Este año nos centraremos en la región de Lisbon.

Después de comer nos ponemos en marcha hacia Escalona donde pasaremos la tarde noche con la familia y mañana prontito arrancaremos hacia nuestro primer punto de parada: Cáceres, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, ciudad que conserva uno de los conjuntos monumentales más impresionantes de España.

Domingo día 6, salimos pronto hacia Cáceres donde llegamos a media mañana, nos alojamos en pleno centro y a escasos 200 metros de la Plaza Mayor, en el Hotel Don Carlos (42 € sólo alojamiento). Habitación no muy grande pero perfecta en todos los sentidos, recomendable cien por cien.

Una vez alojados nos ponemos en marcha dirigiéndonos en primer lugar a la Plaza Mayor, punto de entrada a la ciudad monumental.

Arco de la Estrella, antigua entrada barroca a la ciudad. Es la principal puerta de entrada al recinto amurallado desde el siglo XV.
Reservamos para cenar y nos vamos a comer al hotel y descansar un rato hasta que caiga un poco la tarde y el calor.
Si algo nos ha llamado la atención es (como una vez decían unas chicas esquiando en pirineos) la súper-poca gente que se ve por las calles, con restaurantes  y bares prácticamente vacíos un primer domingo de septiembre. No entiendo porque tanto miedo a salir de casa, aunque para nosotros fenomenal, aglomeraciones cero patatero.

Hacia las 6 de la tarde salimos de nuevo a patear la ciudad. Nos detenemos en la Plaza San Jorge (patrono de la ciudad), justo a los pies de la Iglesia de San Francisco Javier también llamada de la Preciosa Sangre.

La Santa Iglesia Concatedral de Santa María es el templo cristiano más importante de la ciudad y, desde 1957 posee rango de Concatedral. La Catedral se encuentra en Coria.

Torre de Bujaco, construcción de origen árabe, emblema de Cáceres y la construcción más llamativa de la Plaza Mayor.

A las 7 de la tarde y desde este punto damos comienzo a una visita guiada por la ciudad de 1, 30 horas aproximadamente realmente interesante y bien explicada por parte de nuestra guía.

Una cervecita en este bonito y relajante local llamado Los Siete Jardines el cual recomiendo y nos vamos a cenar que tenemos mesa reservada para las 21,30 horas.

A la izquierda del Arco de la Estrella entrada tradicional a la Ciudad Monumental, se encuentra esa terraza del Restaurante Almagesto, punto en el que cenamos. Bien y con un buen servicio.
De aquí al hotel y a descansar.

Lunes 7, desayunamos a escasos 50 metros del hotel en Churros Factory, una buena elección y un mejor desayuno.
Maletas en mano y hasta el coche que lo tenemos aparcado a unos 10 minutos caminando junto al Parque de El Rodeo que aquí es libre de pago.
De camino a Portugal hacemos una primera parada en el término municipal de Valencia de Alcántara, término municipal en el que a lo largo de los siglos sus sucesivos pobladores fueron dejando su huella. Un ejemplo de ello y de indudable valor son los dolmenes neolíticos encontrados en sus alrededores.
Esta estructura funeraria formada por 41 dolmenes, es uno de los conjuntos megalíticos más importantes de toda Europa.
Llegamos hasta el pueblo de La Aceña de la Borrega y a la izquierda nos encontramos con el indicador que nos lleva hasta los dolmenes.
Aparcamos el coche y nos acercamos caminando unos 300 metros hasta llegar al Dolmen de El Mellizo que se encuentra en perfecto estado de conservación y mantenimiento.

Caminamos otros 800 metros hasta llegar al Dolmen Cajiron II en bastante buen estado como se puede ver en la foto. El Cajiron I está en bastante mal estado, sólo tiene una piedra en pie, el resto está en el suelo.
Regresamos a La Aceña y como son las 2 de la tarde nos sentamos en el restaurante La Terraza, y ya aprovechamos para comer, por cierto, muy bien.

Con la tripa llena y sin sed, nos ponemos en marcha hacia Castelo de Vide que lo tenemos a media hora.

Llegamos al bonito pueblo de Castelo de Vide, nos alojamos en el hotel Castelo de Vide (38 € c/des), habitación grande, muy tranquilo, piscina pequeña pero muy agradable pero bastante anticuado, necesita una reforma urgente para ponerse al día.
Descansamos un rato y nos bajamos a la piscina a darnos un baño rico, rico. Frente a nuestro hotel se encuentran las piscinas municipales que por el módico precio de 1,40 € podrás disfrutar de ese maravilloso complejo.
 
Castelo de Vide, uno de los pueblos más atractivos a la par que menos valorados de Portugal, o al menos no tanto como se merece. 
A nosotros realmente nos asombra por su autenticidad, un pueblo de los de verdad, sería mucho decir que es el pueblo más bonito de Portugal pero desde luego sí que puedo afirmar que muy pocos le superan.
 
Su paisaje se caracteriza por un blanco impoluto y un conjunto de empinadas, empedradas y floridas calles que suben por su Barrio Gótico hasta la Judería.
 
Castelo ha sido conocida por sus riquezas naturales especialmente por los balnearios, cuya agua tiene propiedades terapéuticas. A lo largo y ancho del pueblo encontrarás muchas fuentes, destacando especialmente la Fonte da Vila (foto superior) y la de Mealhada. Sepas que, según los dichos populares, quien bebe agua de esta última volverá para casarse "quien sabe si volveremos entonces".
 
La tarde empieza a caer y nosotros nos vamos a buscar un lugar donde cenar. Lo hacemos en el Djony que un simpático señor con el que hemos estado en este punto un buen rato de charleta nos ha recomendado.
Nos cenamos una ensalada y un bacalhau à brás. Todo riquísimo y a muy buen precio, pero eso sí, el ritmo lo pone el dueño. Así que si vas con prisa mejor lo haces en otro lugar.
 
Martes día 8, nos acercamos hasta el puesto de información y turismo, seguido bajamos para ver con la luz del día la Fonte da Vila, la Sinagoga (foto superior) y vamos de nuevo hasta el hotel para coger el coche y subir a visitar la Ermita.
 
Capilla de Nossa Senhora da Penha, Templo del Siglo XVI de arquitectura barroca y renacentista. 
 
Las vistas sobre la ciudad desde este punto son maravillosas. Castelo se asienta a los pies de una doble colina coronada por el Castillo medieval de D. Dinis (siglo XIII) y la Fortaleza de Sao Roque, con la iglesia del mismo nombre tras sus muros.
 
Son las 11 de la mañana y nos acercamos hasta la cercana localidad de Marvao que dicen ser uno de los pueblos más bonitos del Alentejo. Dominando el pueblo el castillo del mismo nombre.
 
Dentro de las murallas, se revela un bonito conjunto de arquitectura popular alentejana. Además del castillo y las murallas que difícilmente se olvidan, destaca la Iglesia de Santa María.
 
En las estrechas calles de Marvao, se descubren fácilmente arcos góticos, ventanas manuelinas y balcones de hierro forjado que embellecen las casas.
Una vez visto el pueblo, puedo decir que es muy bonito y que no puedes dejar de venir a visitarlo, pero también debo decir que está hecho y decorado para el turismo y no para vivirlo como es el caso de Castelo.

De regreso a Castelo y como todavía tenemos tiempo antes de comer, vamos a visitar el conjunto megalítico de Castelo de Vide que se encuentra a unos 8 kms de la localidad.
En primer lugar paramos en el de Anta o dolmen de Melrica, el único que vale la pena ya que el resto te los imaginas puesto que no hay ni rastro.
Continuamos otros 8 kms para llegar al menhir de Meada, el más grande la península ibérica. Se trata de un gigantesco monolito de 7,15 metros de altura, con más de 1 metro de grosor y casi 18 toneladas de peso que fue erigido durante el Neolítico. Su forma fálica hace referencia a la idea de la fertilidad y la fecundación que tenían las primeras comunidades de pastores que poblaron este lugar.
Regresamos al hotel, comida en la terraza y piscina hasta que salgamos a caminar.

Después del relax de la piscina salimos nuevamente a recorrer las calles de este precioso y pintoresco lugar. Cada calle, cada rincón, cada esquina es una fotografía.
Volvemos a cenar al mismo lugar de ayer, creo que nos tiene un poco de pelota, ya que hoy ha sido todo a la velocidad del rayo y como ayer tan simpático. Hoy cenamos queso fresco en aceite de oliva (superior de bueno), ensalada, róbalo, una exquisita sepia a la plancha y 4 birras. Con esto ya podemos ir a dormir.
 
Miércoles 9, para las 9 de la mañana dejamos Castelo y ponemos rumbo a Peniche, ciudad a la que llegamos en poco más de 3 horas.
Vamos directamente a nuestro alojamiento que se encuentra encima del puerto, (hotel Katekero 41 € c/desay). Enclave perfecto, buenas vistas, habitación y baño todo nuevo, muy limpio y totalmente recomendable.
Desde nuestra ventana tenemos delante las larguísimas playas de Molhe Leste y Supertubos.
En la imagen la Fortaleza de Peniche.
 
Salimos a conocer un poco la ciudad, lo hacemos a lo largo de la muralla que rodea la misma hasta llegar a las playas de Quebrado, Gamboa, Peniche de Cima, Coba de Alfarroba, etc. Al final se trata de una kilométrica playa que cambia de nombre cada X metros.
 
Compramos en el súper algo de comida y nos vamos hasta el hotel a comer y descansar. Las vistas que tenemos desde nuestra ventana no están nada mal. Damos un paseo por el puerto hasta la hora de la cena que ya está cercana.

Justo detrás del hotel se encuentra el Restaurante Sardinha recomendado por todo el mundo y con una muy buena valoración en internet. Esta mañana hemos pasado por la puerta y estaba saturado de gente por lo que hemos reservado para cenar esta noche.
Acaba de hacer presencia esta Caldereta de arroz polvo (pulpo) con 8 pescados adicionales y una botella de vino Monte da Peceguina. Bien, pues de este caldero vamos a sacar 4 raciones para cada uno y ahora os cuento como terminó todo esto....
 
Así acabo la historia, untando el caldero y escurriendo la botella ¡¡jejeje!!. No tengo nota para darle, relación calidad-precio: excepcional y Tiago el encargado de servirnos de sobresaliente.
Realmente Peniche como ciudad no nos ha encantado, se trata de un lugar playero cien por cien y poco más, pero en cuanto a comer un 10, es de lo mejor que he comido nunca en lo que a calderetas se refiere.
 
Jueves 10 de septiembre, nos levantamos con una densa niebla, desayunamos, entregamos llaves, cargamos y salimos hasta el Cabo Carvoeiro. Cuando llegamos la imagen es fantasmagórica, apenas se puede apreciar con claridad. Un lugar de gran valor paisajístico y natural que cuenta con impresionantes acantilados y que con  gran pena, nosotros no pudimos ver con claridad.
 
Un enorme peñote y el pequeño archipiélago de las Islas Berlengas se encuentra a sus espaldas, al menos eso nos dicen y tenemos que creer, dado que la niebla no levanta por más que esperemos.
 
Continuamos hasta Papôa, que no Papúa. Hago esta aclaración por que la intención para este año era haber ido a Papúa, pero el puñetero COVID ha hecho imposible esta aventura. Eso sí, nos ha evitado un montón  de horas de avión, no hay mal que por bien no venga.
 
En la costa norte de Peniche se encuentra una pequeña península calcárea y una brecha volcánica conocida como el islote de Papôa. Es un punto de pesca muy afamado como también el riesgo de estar al borde del abismo, ¿compensa....?
La niebla sigue en sus trece y no hay manera de que levante, damos una vuelta por toda la península y salimos hacia Sintra.
El trayecto lo hacemos por toda la costa con el fin de poder ver alguna que otra playa y hacer alguna que otra parada para poder disfrutar e incluso darnos un baño en alguna de ellas. Esto es imposible, el sol es radiante en todo el camino pero en el momento que te acercas al mar la niebla hace acto de presencia e imposibilita la visión. Seguimos directos hasta Sintra sin parar nada.
 
Hacia el mediodía entramos en Sintra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 19 de diciembre de 1995.
Nos alojamos en los apartamentos Villas de Cintra (50 € noche). Un precioso apartamento al que no le falta detalle alguno y con una exquisita y cuidada decoración, yo le doy un 10. Además la situación es estupenda y aislado totalmente de los ruidos de la calle.
En Sintra es imposible aparcar salvo que estés continuamente echando unos euros en la máquina de turno. Nosotros lo hacemos en un parking muy grande que es libre de pago y se encuentra a unos 10-15 minutos andando. Este se encuentra en la Avenida Doctor Álvaro de Vasconcelos 13 y si vas a partir de las 3 de la tarde lo encontrarás medio vacío.
 
A pocos metros tenemos el Ayuntamiento que data de principios de siglo XX. Destaca su bella torre con revestimientos de azulejos que representan alternadamente la Cruz de Cristo y el escudo Nacional Portugués.
Según subes los 50 metros desde el apartamento a la calle principal, te encuentras de frente con el Legendary Café, un buen lugar para comer unas ricas tostas con unas cervezas, aquí es donde lo hacemos y del que salimos muy contentos. 
 
Palacio Nacional o Palacio da Vila domina el centro de la villa de Sintra. El trazado del edificio actual se debe a dos etapas de obras.
  Un primer edificio central en el reinado de Juan I a finales del siglo XIV y en el reinado de Manuel I que se añadieron varios cuerpos enriqueciendo el interior de palacio que cuenta a día de hoy con la más significativa colección de mosaicos mudéjares del mundo, estos datan de los siglos XV y XVI.

Destacan las descomunales chimeneas cónicas y sus ventanas de estilo manuelino.
 
El Castelo dos Mouros, edificado en un montículo rocoso entre el siglo VIII y IX, es la fortificación más antigua de Sintra.
De vuelta a casa reservamos en el Bacalhau na Vila para cenar mañana nos han dicho en el apartamento que es buenísimo, mañana daremos información del mismo, hoy cenamos en casa.
 
Viernes día 11, hoy nos acercaremos hasta Cascáis, población pesquera escogida para el retiro estival de la nobleza portuguesa. Uno de los lugares más bonitos y turísticos de Portugal.
Aparcamos el coche en el parking junto al Fuerte de Santa María, es de pago pero por 2 euros hemos estado más de 3 horas de visita.
Algunas familias reales europeas, como la española durante su exilio, y muchos viajeros con posibles de todo el mundo, como Onasiss o la familia Renault, establecieron su hogar aquí, convirtiéndolo en un punto caliente para la jet set internacional.

Palacete Seixas, símbolo de la ciudad de Cascáis.
 
Después de una buena caminata regresamos por la bahía disfrutando con la vista de sus limpias y cuidadas playas y con una cierta envidia de no poder darnos un baño puesto que el bañador está en el coche. Ahora coche y hacia la Boca del Infierno.

La Boca do Inferno, es una formación de acantilados y un arco marino único muy cercano a Cascáis. Originalmente fue una cueva marina, que después se derrumbo, dejando un arco marino y una enorme brecha.

Unos pocos kilómetros más adelante y siempre siguiendo la costa nos encontramos con la Playa de Guincho. Esta playa salvaje donde el viento manda, es una de las favoritas de los amantes de surf.
En 1969 se rodó una secuencia mítica de James Bond, "007 al servicio de Su Majestad".

Seguimos hasta el Cabo da Roca, situado en el punto más occidental del Portugal continental y por tanto de la península ibérica.

200 metros antes de llegar al Cabo y a mano derecha, veremos coches aparcados camino adentro. Este es el punto donde dejar el coche o si prefieres en la propia carretera. Siguiendo el camino llegarás a la maravillosa Playa de Ursa.

El acceso a la Playa de Ursa no es nada fácil, llegar hasta la arena no es apto para todos los públicos ni mucho menos. Se trata de un camino sinuoso, muy accidentado, con grandes pendientes y mucha piedra suelta que hace que tengas que bajar con mucha precaución.
A pesar del recorrido un tanto delicado, el esfuerzo se ve recompensado por el soberbio paisaje que se puede apreciar dominado por las enormes formaciones rocosas existentes en la playa.
Aquí nos tiramos entre baño y tumbarreta hasta las 6 de la tarde que ponemos rumbo a Sintra.
La subida igualmente es dura y exigente, pero con calma y tranquilidad en 15-20  minutos habrás superado la dificultad.

Una ducha para quitar la sal y a cenar al Rte. Bacalhau na Vila, Bacalhau "à Brás", Ensalada verde con bacalao crujiente y Astillas de bacalao a Lagareiro, para quitar la sed, una botella de vino verde. De postre una Crema de leche de la "Vila".
Todo exquisito, buen servicio y todo amabilidad por parte de las personas que nos atienden. Al final nos invitan a una copita de vino de Oporto y nos regalan un plato pintado a mano que son los que van a poner en marcha en los próximos días para el servicio de mesas. Prometemos volver mañana.
 
Sábado 12, hoy nos vamos a acercar en primer lugar hasta Estoril, ciudad con fama aristocrática situada a pocos kilómetros de Lisboa y conocida especialmente por su extravagante casino, con sus espectáculos nocturnos, fabulosos restaurantes y sus más que generosas tragaperras.
Forte da Cruz, la construcción de esta fortaleza, situada en la playa de Tamariz, se remonta al siglo XVII en la época de Felipe III de Portugal.
 
Recorremos una parte de su interior contemplando fabulosos palacetes y regresamos de nuevo al coche por su paseo marítimo, playas y piscinas naturales.
 
A nuestro paso por Colares, vemos un letrero que indica Bodegas Casal de Santamaría, casualmente Montse conoce a Beatriz que trabaja en esta bodega, por lo que aprovechamos para entrar a saludarla. Al final salimos con estas 4 botellas de vino que degustaremos una vez en casa.
 
Playa de Adraga, una de las playas más conocidas y populares de Portugal.

Otra imagen de  de la Playa de Adraga, paraíso de surfistas.

Más adelante Azenhas do Mar, pequeño y pintoresco pueblo colgado del alto de un acantilado con sus casas blancas y de fondo el azul del Atlántico. Goza de una piscina natural que con marea alta desaparece totalmente.

Terminamos nuestra jornada de playas en la de Magoito, que con su extenso arenal, está considerada como una de las playas más peligrosas para el baño, aunque no deja de ser un referente para los surfistas. 
 
Comemos en nuestro alojamiento en Sintra, descansamos un rato y salimos de paseo. Nos acercamos hasta el Palacio de Regaleira, uno de los ejemplos más hermosos de la arquitectura revivalista romántica de principios del siglo pasado, con sus jardines, su bosque y la arquitectura neomanuelina y palaceta.
Esto es lo que dicen los expertos, para mí es una mezcla de estilos que no tiene ni pies ni cabeza, una fachada pintada con rayas negras y tan saturadas que no sabes dónde mirar.

La Pastelería Piriquita la más famosa de Sintra. Sus especialidades más famosas son los "Travessieros de Sintra" y sus "Queijadas".

Cenamos nuevamente en el Bacalhau na Vila, nuestro menú de hoy es:  Trilogia de Bruschettas, Pastel de la "Vila" de Bacalhau, repetimos con el Bacalhau "à Brás" y como postre, Inolvidable de chocolate. Una vez más, excepcional.

Domingo día 13, abandonamos Sintra camino de Sesimbra. A nuestro paso por Lisboa cruzamos el Puente  25 de abril, el gran puente colgante que atraviesa el estuario del río Tajo. Data de los años 60 y une los barrios de Alcántara con Almada.

Nada más pasar el puente nos desviamos a la derecha, viene perfectamente indicado "Cristo Rei". Monumento religioso y santuario dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Con sus 110 metros de altura es uno de los más altos de Portugal.

Llegamos a Sesimbra, es domingo, la playa está saturada de gente y el pueblo es infumable para ir en coche, calles más que estrechas, todas las calles en pendientes muy pronunciadas y a demás la mayoría son con escaleras. Y yo me preguntaba ¿aquí como se conduce, suben las escaleras, las bajan o que hacen?. En fin que la primera toma de contacto con el pueblo fue de anular todo y marcharnos a otro lugar más tranquilo.
Tenemos que reconocer que el día estaba de playa cien por cien, que era domingo y que la distancia a Lisboa es de apenas 40 kilómetros. 

Aparco de mala manera en el paseo marítimo mientras Montse se acerca hasta el apartamento para recoger las llaves. Regresa y en un par de viajes lleva todo.
Nos alojamos en Aparment my Home (45 € noche), es más pequeño que el de Sintra y con menos ventilación y luz, pero está muy limpio, sin ruido alguno y a escasos 50 metros de la playa. Lo peor, el baño, es tan pequeño que para ducharme lo tengo que hacer en dos veces (jaja) y para el resto ni te cuento. Como aparcar es imposible y menos sin pagar, nos vamos hasta el final de la playa a unas urbanizaciones donde lo aparcamos. El resto de los días las cosas cambiarán en todos los aspectos.
 
Comemos en el apartamento y salimos a pasear un poco a lo largo de su esplendorosa playa. Los portugueses adoran esta ciudad y acuden a la región en masa durante las vacaciones atraídos por el limpísimo litoral y la oferta gastronómica de pescados y mariscos del día.

Esta tarde aprovechamos para visitar la Playa Das Bicas y la Playa do Meco, considerada la "meca" del naturalismo. La playa (Das Bicas) es relativamente pequeña si la comparamos con otras, pero sus olas son óptimas para la práctica del surf.

Terminamos el día en el Lago Albufeira. Playa marítima separada del mar, por las enormes dunas, situadas en el extremo Sur de su arenal de varios kilómetros. Se llena con agua del mar y la renovación de sus aguas se realiza a través de un pequeño canal en el que, a veces, se forman corrientes peligrosas. En la zona del mar, se encuentra una playa de arena más gruesa y fuerte oleaje, excelente para la práctica de surf y bodyboard.
La cena la hacemos en el restaurante O Golfinho a base de una ensalada, una espetada de Tamboril (rape) y unas sardinas asadas. Todo estupendo y a un precio muy bueno.

Lunes día 14, amanece con una niebla tremenda, desayunamos y salimos caminando por su paseo marítimo hasta llegar al puerto que todavía no conocemos y que con esta niebla no sé si llegaremos a conocer.

El aspecto es un tanto fantasmagórico pero a su vez llamativo y curioso.

Hoy vamos a dedicar el día a playear que no todo va a ser andar y subir y bajar cuestas. La primera playa será la de Galapinhos. Aparcamos el coche en la cuneta, ya que durante el verano, debido a las restricciones de circulación, no es posible llegar en coche a ella. En ese punto hay un parking de pago y no nos apetece pagar los 4 euros que piden. Caminamos un poco y cogemos un camino que se desvía a la derecha que nos llevará hasta la playa. La niebla va y viene pero la playa es todo un espectáculo, más parece estar en el Caribe por sus aguas cristalinas y turquesas, que en el Atlántico. Fue considerada la mejor playa de Europa en 2017.
 
Ropas fuera y al agua patos. Nos encontramos ante un verdadero paraíso que, además, no exhibe la saturación de otros lugares. Aunque el acceso pueda ser algo difícil merece la pena porque preserva la identidad de la playa.
 
Mirando a la playa de frente, a la derecha sale un camino que en 10 minutos nos lleva hasta la playa de Dos Coelhos. Creo que el secreto de esta playa radica en lo poco claras que son las indicaciones para llegar a ella. Por eso la poquísima gente que te encontrarás durante tú estancia. Es un pequeño paraíso de arenas blancas y finas, rodeada de mucho verde y aguas transparentes.
 
Antes de coger el coche para regresar, justo donde se encuentra el parking a la izquierda bajarás hasta la playa de Creiro. Otra extensa playa en el Parque Natural da Arrábida, que en esta ocasión estaba muy tranquila, poca gente la que se veía por allí a pesar de que si que había muchos coches.
 
Íbamos para casa, pero de camino vemos un cruce a la derecha que pone Convento da Arrábida y para allí que nos vamos. Las vistas desde arriba impresionantes, al fondo el comienzo de la Península de Troia.
 
Construido en 1542 por Fray Martín de Santa María, el Convento-Monasterio presenta una arquitectura muy austera. Para visitarlo es necesario contactar y fijar una fecha y hora con alguna entidad o asociación local.

Finalmente llegamos a Sesimbra pasadas las 16,30 horas con una sed tremenda y antes que nada una cervecita en la puerta de nuestra casita.
Ahora toca comer un poco, un ratito de playa que la tenemos ahí enfrente y en un rato saldremos para el Cabo Espichel para ver el atardecer, que promete ser bonito.

Cabo Espichel, el punto más meridional de la desembocadura del  río Tajo.

Cantidad de turistas como nosotros son los que nos acercamos para contemplar sus enormes acantilados hacia el Océano Atlántico, el Faro, el Santuario de Nossa Senhora y la Ermida da Memoria.

Regresamos y sin pasar por casa nos acercamos directamente y una vez más hasta el Restaurante O Golfinho. Hoy nos hemos cenado una Cataplana de Tamboril, un enorme perolo lleno de rape, langostinos, almejas, patatas en una sopa-salsa que quitaba el sentido. Al final otros cuatro platos para cada uno y a dormir como lirones.

Martes día 15, en este día damos por terminadas estas vacaciones, las obligaciones nos llaman y tenemos que abandonar Portugal y regresar a casa. Pero lo que si tenemos claro es que en breve volveremos de nuevo.
Antes de salir nos damos un último paseo por Sesimbra, ciudad que no nos cayó muy bien de entrada pero que a la hora de salir nos vamos con un agradable sabor.

 

 

 

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