Después de varias semanas dando vueltas sobre el destino de nuestras vacaciones, poner, quitar, etc, etc. al final nos decidimos por Bulgaria, y por varias razones:
Un país mucho menos visitado que sus vecinos, por tener uno de los entornos naturales más sobresalientes del este de Europa, por ser una nación muy rural que ha sabido conservar sus tradiciones, y por ser un país para descubrir monasterios y sitios antiguos de gran belleza entre otras razones.
Y como mi buen amigo Nacho diría: "OBVIAMENTE" por su deliciosa comida local y sus grandes vinos tintos. Bulgaria se encuentra entre los mejores productores mundiales de vinos de alta calidad, con algunas variedades autóctonas como Gamza, Pamid, Melnik y Mavrud.
Como anécdota decir que en Bulgaria se consumen muchísimos zumos envasados, porque los búlgaros apenas beben agua, al menos en público y la verdad que a mí personalmente no me importa mucho, puedo sobrevivir perfectamente con cerveza y vino y si este último es bueno mejor que mejor ¡¡jajaja!!
Jueves 13 de Septiembre, hemos dejado el frigo limpio así que nos vamos a La Manduca a comernos un pintxito y seguido a la cama que mañana hay que madrugar.
Día 14 de Septiembre de 2022, a las 4 de la madrugada suena el teléfono con un sms de Wizz Air, nuestro vuelo que tenía la salida a las 10,45 se retrasa a las 18,15, cosa que a lo largo del día se iría convirtiendo en las 19,05 horas, las 20,20 y al final las 21,00 horas. Eso sí, tienen el tremendo detallazo de enviarnos dos cupones por valor de 8 euros para pasar 10 horas en el aeropuerto, que gentuza. Si puedes y quieres disfrutar de tus vacaciones evítalos por todos los medios, al final lo barato sale caro.
Teníamos hotel, coche, etc. reservado para ese día y teníamos que cambiar de planes urgentemente. Montse se pone manos a la obra y vemos que la mejor opción que tenemos es volar a las 12 vía Múnich con Lufthansa. Reservamos el mismo y salimos hacia Barajas. El vuelo sale en hora, llegamos a Múnich, 1 horita de escala, cambio de avión y para Sofia donde llegamos en 1,30 horas. Son las 18,30 en Bulgaria.
Pasamos control de pasaportes, salimos y nos encontramos de narices con todas las compañías Rent a Car. Vemos la nuestra EasyRent donde ya nos esperan con todo listo, nos entregan las llaves de nuestro flamante Renault Clío y salimos directamente hacia nuestro alojamiento que se encuentra en el barrio rico de Sofia, Vithosa, a unos 13 kms del aeropuerto. Se trata del Jasmín Hotel (100 BGN c/des), parking gratuito, habitación muy grande, limpia, silenciosa y perfectamente equipada.
Cruzando la carretera tienen Restaurante, cenamos allí mismo un pollo al curry y otro con boletus con un par de cervezas (500 ml), todo estupendo de rico y a un precio que nada tiene que ver con lo que pagarías aquí.
A estas horas todavía seguíamos recibiendo sms de Wizz con los cambios horarios del vuelo, una vergüenza de compañía.
Jueves 15, amanece un día precioso y con pinta de que va a calentar (como así ha resultado ser). Desayunamos de 10, muy completo y variado en un salón que anexo tiene jardín y piscina por si lo quieres hacer fuera.
Una vez desayunados nos acercamos hasta un Mall que se encuentra cercano para cambiar dinero pero está cerrado, hasta las 10 no abren. Nos remiten hasta el centro financiero donde allí sí que hay bancos, cambiamos y salimos hacia la Iglesia de Boyana. Aparcamos en la puerta, pagamos 10 BGN de entrada y nos hacen una visita guiada para nosotros dos, no hay nadie más.
La Iglesia de Boyana, es un iglesia ortodoxa medieval declarada Patrimonio UNESCO en 1979. Fue construida al final del S. X o principios del XI.
En media hora hemos visto la iglesia, salimos a la calle, cogemos la mochila y desde ese mismo punto nos ponemos en marcha para hacer la ruta de Las Cascadas de Boyana. Se trata de una subida un tanto exigente en algunos tramos pero que se lleva muy bien. A estas alturas del año no tienen demasiada agua, aun así, es una bonita ruta para una mañana de septiembre. Son 8,4 kms con un desnivel de 516 mts.
Para las 2 de la tarde estamos nuevamente en el coche, seguido al súper, comer un bocata y salir hacia Borovets.
A las 16,30 horas llegamos a la Estación de esquí de Borovets, nos alojamos en Moura & Villa Borovets Mountain (63,50 BGN c/des). Una maravillosa habitación digna de un hotel 5 estrellas con una preciosa terraza y que parecía estar a estrenar, un auténtico lujazo. Paseo por el "pueblo/estación" y regresamos al hotel. Mientras estamos tomando un vino en la terraza, se asoma en la terraza contigua nuestra vecina (Nina) que al oírnos hablar español, nos dice que son búlgaros pero que viven desde hace 22 años en Villamanta.
Hacemos buenas migas y nos vamos a cenar juntos al Napoli que ya le habíamos echado el ojo nosotros antes. Nos recomiendan que probemos el Chicken Sach (ración para dos personas) y después de comerlo, digo que estaba riquísimo, me encantó y a lo largo de este viaje volveremos a comerlo en varias ocasiones más. Los hay de pollo, cerdo o cordero.
Después de la cena, unas partidas de billar y unas copas de vino que hace el padre de Alex y que al día siguiente haciendo una parada en su pueblo nos regaló una botellón de 2 litros.
¡Ah! y conste que les ganamos las dos partidas ¡jeje! somos demasiado buenos.
Viernes 16, nos levantamos con un día soleado y magnífica temperatura para hacer el Pico Musala, el más alto de los Balcanes y Bulgaria con 2925 mts.
Nos vamos hacia el teleférico y vemos mucha gente en la cola, (mal rollo, algo pasa), y efectivamente, nos dicen que arriba pega muy fuerte el viento y que no nos aconsejan coger billetes al menos de momento.
Rápidamente cambiamos de idea, coche y carretera hasta los 7 Lagos de Rila, que todavía es muy pronto.
En poco más de una horita estamos cogiendo el telesilla 1.585 msnm (25 BGN i/v), en unos 25 minutos recorremos los 2.163 metros de longitud haciendo Top Station a 2.100 msnm y ya listos para empezar nuestra visita a los 7 Lagos de Rila.
El camino se encuentra perfectamente marcado y señalizado, caminas como si fueras por la acera del pueblo, lo único que necesitas es seguir a toda la gente, todos hacemos la misma ruta.
Comienzas con una fuerte pendiente de unos 800 mts. desde donde ya empiezas a ver un primer lago, llaneas otro buen trecho hasta encontrarte con una pared que te llevará hasta la cima. Mejor no mirar hacia arriba ya que igual te das la vuelta, asusta ver el mirador pegado a las nubes. El viento de subida es muy pero que muy fuerte, sin embargo una vez en el mirador prácticamente desaparece.
EL área de los Siete Lagos de Rila es una de las atracciones más representativas de Bulgaria un "tengo que ver" para aquellos que visitamos este país. Las vistas desde la cresta Ótovitsa son maravillosas.
Disfrutamos un buen rato deleitándonos de este espectacular paisaje y comenzamos el descenso hacia el telesilla de nuevo. Una vez abajo aprovechamos para comer el bocata y nos ponemos de nuevo en marcha con destino al Monasterio de Rila.
De camino a la cumbre irás pasando por el Babreka Lake (el Riñón) y el Okoto Lake. Una vez arriba te encuentras con el Salzate Lake. Empezamos la bajada y vamos pasando junto al Bliznaka Lake, Trilistnika Lake, Ribnoto Lake terminando en el Dolnoto Lake.
De camino a Rila nos detenemos en Dupnitsa, localidad de las que son Alex y Nina. A ella no podemos verla, se estaba poniendo guapa en la pelu ¡¡jeje!! pero con Alex sí que estamos un ratillo de paseo y tomando un café. Nos despedimos ya hasta una próxima, pero esta ya será en Madrid.
Continuamos viaje hasta nuestro alojamiento que se encuentra como 5 kms antes de llegar al Monasterio de Rila.
Nos alojamos en el Family Hotel Gorski Kut (60 BGN aloj), un hotelillo de carretera que estaba bien, limpio y con una gran terraza sobre el río y la montaña. Suficiente para pasar una noche. Como tienen restaurante, cenamos allí mismo, una cena normalita sin nada que destacar salvo que el dueño hablaba español y eso siempre te ayuda algo.
Sábado 17, amanece lloviendo a jarros, recogemos equipaje y salimos hacia el
Monasterio de Rila para desayunar allí. Para las 8,30 estamos aparcando, no hay más que un coche, estamos solos y prácticamente ya no llueve. Entramos al Monasterio (entrada libre) y nos acercamos hasta un rte que vemos detrás para desayunar y comenzar a visitar este precioso lugar. Empieza a salir el sol y la vista cambia radicalmente.
Este Monasterio fue fundado en el siglo X por San Juan de Rila conocido como Iván Rilski, un ermitaño canonizado por la iglesia ortodoxa.
Aparte del componente religioso, el Monasterio de Rila es uno de los símbolos del país por su importancia en la historia búlgara. Es el Monasterio de mayor tamaño de Bulgaria y además destaca por su singular arquitectura y la rica decoración de su exterior e interior, única en Europa.
En el siglo XIV se construyó la torre fortaleza y durante ese siglo el monasterio alcanzó su máximo esplendor como entidad feudal con poder sobre muchos pueblos y tierras cercanas.
Estamos un par de horas visitándolo y volvemos al coche para continuar por una carretera que circunda el monasterio para llegar unos 4 kms más adelante a la
Cueva de Iván Rilski. Aparcamos y continuamos monte arriba unos 200 metros para llegar a la cueva, curiosa, vale la pena acercarse hasta aquí.
Una vez acabadas nuestras principales visitas de la mañana, regresamos nuevamente hasta el hotel donde nos hemos alojado para tomar un café antes de continuar viaje. Llueve muchísimo, es un diluvio lo que cae. Tomamos ese café tranquilamente hasta que ya parece que remite un poco la lluvia y nos ponemos nuevamente en marcha.
Sobre las 15,30 horas estamos en
Bansko, principal centro de esquí del país. Nos alojamos en el Momini Dvori Boutique Guest House (76,95 BGN c/des). Pequeña pero bonita habitación abuhardillada en pleno centro. Dejamos el equipaje y directos a comer que ya va siendo hora. Nos pedimos un Lamb Sach, está estupendo y con un par de cervezas todavía mejor.
La tarde la pasamos en la habitación, no para de llover y además intensamente, es imposible salir. Al final ya de noche parece que para un poco, bajamos a picar algo al restaurante y a dormir.
Domingo 18, ha dejado de llover, sale el sol pero hace fresco. Como hasta las 9 no dan los desayunos salimos a recorrer un poco el pueblo y realmente nos sorprende su casco histórico, es precioso, con casas cuidadas, pintonas y sus llamativas Mexanas, restaurantes de comida búlgara que no te debes perder.
El desayuno excepcional, los dos tomamos lo mismo Old Bulgarian Breakfast,, nos ha encantado, además la chica que nos atiende ucraniana ella, es maravillosa no puedo decir lo mismo del que creemos que es el dueño, seco y borde todo lo que tiene.
Salimos hacia el Chalet Vihren con intención de hacer la ruta de los lagos, pero el día promete muy poco. Llegamos hasta el refugio, el viento, frio y niebla es intenso, no llevamos ropa adecuada como para hacer este trekking así que desistimos y nos damos la vuelta.
En la bajada nos detenemos para visitar el Pino de Baikushev, este magnífico ejemplar con una edad de unos 1.300 años, una circunferencia de unos 8 metros y 26 metros de altura, es uno de los árboles más antiguos del mundo ¡¡fantástico!!
Atrás dejamos el Parque Nacional de Pirin camino de la localidad de Melnik.
Melnik, la ciudad del vino búlgaro, la ciudad más pequeña de Bulgaria con tan sólo 380 habitantes.
Es como si fuera una ciudad museo con casi un centenar de casas tratadas como monumentos culturales. El único problema es que es domingo y hay cantidad de turismo, demasiado diría yo, menos mal que por la tarde la ciudad se vacía y nos quedamos cuatro.
Nuestro alojamiento es Guest House Holiday in Melnik (79 BGN c/des), bonita habitación, limpia, bien decorada y muy cuidada.
Comemos un poco y nos acercamos en coche hasta el Monasterio de Rozhen, un bonito y cuidado monasterio donde pasamos un buen rato.
Data del siglo XIII y es uno de los monasterios medievales mejor conservados de Bulgaria.
De nuevo en Melnik y paseando por el mismo, nos detenemos en unas bodegas de nombre ilegible e impronunciable. Entramos a visitarlas y nos dan un par de miniaturas de vinos a probar, quizá es que no esté acostumbrado a esos sabores, pero no me gusta ninguno de los dos.
Terminamos el día subiendo hasta la cima donde se encuentra Saint Petka Church. Desde este lugar las vistas sobre el pueblo, las montañas que nos separan de Grecia y de sus famosas cárcavas o pirámides de arena como ellos denominan, son estupendas. Por cierto, nada que ver con las que puedes ver en Las Médulas, Pontón o Burujón, estas últimas las superan con creces.
Cenamos en el propio restaurante donde nos alojamos y que como huésped te hacen un 10% de descuento, todo un detalle por su parte.
Lunes 19, sale un día fresco pero de intenso azul, desayunamos opíparamente y a las 9,15 nos ponemos en marcha hacia Plovdiv donde llegamos sobre las 13,30 horas. Son unos 250 kms de una carretera en pésimo estado y con un millón de curvas.
Nos alojamos en el centro de la ciudad, en el Hotel Ego (93,48 BGN c/des), tiene parking gratuito, pero solo 7 plazas por lo que te recomiendo llegar pronto. La habitación muy grande, con vistas al parque y a unos 15 minutos andando del centro.
En la imagen superior el Teatro Romano que se construyó en el siglo I d.C. bajo el mandato del emperador Trajano. Dicen que es uno de los teatros antiguos mejor conservados del mundo, testimonio que pongo en duda así como de su capacidad entre 5000 y 7000 ??
La primera toma de contacto nos hace dudar un poco del interés de esta ciudad, pero según vamos entrando en la ciudad vieja nos damos cuenta de lo muy equivocados que estábamos. Junto con Koprivshtitsa lo más bonito de Bulgaria, tremendamente bonitas.
Hay cientos de casas y rincones maravillosos, cientos de fotografías a cual más bonita, un museo al aire libre, una ciudad en la que perderse y pasar las horas deleitándose de esa maravillosa arquitectura búlgara.
A la hora de visitarla olvídate de mapas y déjate llevar por sus calles, callejuelas empedradas, cuestas en las que sudar un poco y deléitate y admira las joyas de Plovdiv, las casas del renacimiento búlgaro, casas-palacio, todas en perfecto estado de revista, son alucinantes.
Y no te pierdas la calle Alexander, la calle peatonal repleta de tiendas y restaurantes, la calle más animada de Plovdiv.
Desde lo alto de la colina donde se encuentra la Torre del reloj, tendrás vistas 360 grados sobre toda la ciudad. Con la noche encima y cansados de caminar y ver volvemos al hotel para cambiarnos e irnos a cenar. De camino a los restaurantes una pareja de chicas nos recomiendan ir al Monroe y como buenos mandados que somos para allí que nos vamos. Se trata de un bonito restaurante y de mucho más caché que lo que acostumbramos a ir cuando estamos vacacioneando. Nos dan la carta en búlgaro, no la tienen en inglés por lo que nos dejamos aconsejar, dicen que probemos el pollo relleno y así lo hacemos. Cena bien presentada y bien condimentada, hemos salido contentos.
Martes 20, buen desayuno y muy completo, nos ha gustado bastante, además tenía bacón que me chifla. Para las 9 estamos en marcha hacia Lovech.
Cruzamos parte de los Balcanes centrales para llegar a nuestro primer destino del día: Koprivshtitsa ¿el pueblo más bonito de Bulgaria?? ahí queda.
Desde 1971 es una reserva arquitectónica e histórica que cuenta con nada más y nada menos que 388 monumentos arquitectónicos, históricos, artísticos y etnográficos.
Sus casas llenan de color la ciudad y basta un paseo por sus calles empedradas para que la visita a Koprivshtitsa haya valido la pena.
La Casa Museo Oslekova se edificó en 1856 por el rico comerciante Nencho Oslekov, una de las casas más bonitas y originales de Koprivshtitsa.
Después de más de 3 horas de visita y haber fotografiado todas las casas, arrancamos nuevamente.
Seguimos por los Balcanes centrales, subimos y subimos, otro millón de curvas de subida y otras tantas de bajada por una carretera en pésimo estado, no se acaba nunca. Al final llegamos a Troyan, lo cruzamos y continuamos otros 8 kms hasta llegar al Monasterio de Troyan. Comemos antes de entrar y seguido comenzamos la visita (entrada gratuita).
Perteneciente a la iglesia ortodoxa búlgara, fue construido hacia el año 1600, es el tercero más grande del país y sin duda alguna te llamará la atención las pinturas sobre el Juicio Final que se encuentran en los techos de entrada a la iglesia.
A media tarde llegamos a Lovech, nos alojamos en el Family Hotel Varosha 2003 (73,80 BGN c/des). Habitación tremenda con saloncito incorporado, situado junto al rio y tranquilo a más no poder.
Estamos a 300 metros del Puente Cubierto sobre el río Osym, símbolo oficial de la ciudad. El interior está lleno de tiendas y algún que otro bar donde poder tomar tan ricamente un café o una cerveza.
Lovech es una pintoresca y bien cuidada ciudad situada a ambos márgenes del río Osam. Su origen es un asentamiento de las tribus tracias, ancestros de los actuales búlgaros.
Nos recorremos todo el pueblo, una avenida peatonal lo cruza de lado a lado, nos resulta interesante y agradable pasear por sus calles. Subimos hasta la muralla donde se encuentra La Fortaleza y bajamos por el otro lado dando directamente al Hotel. Descansamos un ratillo y bajamos a cenar, hoy nos toca un Sach mixto, como siempre exquisito. Reconozco que es mi plato estrella en Bulgaria.
Miércoles 21, fiestas de San Mateo, volvemos desayunar muy bien, ya es un clásico y salimos hacia Veliko Tarnovo. Pero antes de llegar haremos alguna que otra parada, la primera será para visitar la Cueva Devetashka (3 BGN), una cueva kárstica de 2500 metros de profundidad, 60 metros de altura y una superficie total de 2400 m2. Se caracteriza por los 7 enormes agujeros en su techo y por ser el hogar de una de las colonias de murciélagos más grande toda Europa, con unos 35000 ejemplares.
Está bien su visita si te pilla de paso, sin más.
La siguiente parada es para visitar las Krushuna Falls (5 BGN) con un par de recorridos cortos y aptos para cualquier persona.
Lo primero que vemos y ya es algo habitual en nuestros viajes es el guepardo de las cascadas, ejemplar que en muy raras ocasiones tienes la ocasión de ver. Pero ahí lo ves tan tranquilo echando una cabezada.
Las cataratas son la mayor cascada de travertino en Bulgaria. La cascada principal es de unos 20 metros de altura y se divide en varias pequeñas a lo largo de su recorrido por las rocas y numerosas terrazas redondas y piscinas naturales con agua mineral.
Durante nuestra visita estaban a falta de agua para poder disfrutarlas en su plenitud. A pesar de todo un recorrido bonito pero poco cuidado por parte de los responsables, no todo es cobrar, hay que mantener.
De un tirón llegamos hasta Arbanasi, pueblo muy coqueto a 4 kms de Veliko que no nos ofrece mucho interés, turístico cien por cien. Aprovechamos para comer aquí al cubierto ya que llovía en esos momentos.
Bajamos hacia Veliko y directos hasta nuestro alojamiento Hotel Elena (82,80 BGN c/des) habitación grande con buen balcón pero demasiado lejos del centro, como a media hora caminando, es demasiado.
De camino al centro y dado que mañana se celebra el Día de la Independencia de Bulgaria, varios grupos folclóricos de diferentes países se dan cita en la calle vestidos con sus mejores galas. En la foto el grupo que viene de Rumania.
Veliko Tarnovo, la ciudad medieval de Bulgaria y una de las más visitadas. El barrio histórico está ubicado sobre varias colinas lo que como puedes imaginar hay calles con bastante desnivel, pero vale la pena este pequeño esfuerzo. A destacar sus casas de arquitectura renacentista y su bazar bastante animado, eso sí, con nada que no hayas visto en otro lugar del mundo.
El barrio histórico visto desde el islote rodeado por el río Yantra donde se encuentra el State Art Gallery y el Monument to the Assen Dinasty. La imagen desde este lugar es la mejor de la ciudad.
Con la noche y la lluvia encima, paramos a cenar y para el hotel a descansar.
Jueves 22, desayuno correcto y con sabor a humo, es una pasada lo que fuman en este país. En el día de hoy llegaremos a dormir a Kazanlak, pero nuestro primer descanso lo haremos en Tryavna, un encantador pueblo de montaña en los Balcanes.
Aunque la primera impresión nada más aparcar no fue muy positiva puesto que estábamos a las afueras, según fuimos adentrándonos la cosa fue cambiando y esa primera impresión se desvaneció rápidamente. Realmente nos sorprendió por agradable, tradicional y muy acogedor.
Abandonamos el pueblo con un exquisito sabor de boca y más con el rico café y pastel de chocolate que nos tomamos.
La segunda parada es en el Monasterio de Sokolski, pequeño pero matón, una auténtica preciosidad en un paraje de ensueño. Como en el resto de monasterios la entrada es gratuita, aunque en esta ocasión el interior de la iglesia estaba cerrado.
En esta ocasión el monasterio es de monjas y sigue funcionando con total normalidad. Está rodeado por diferentes edificios monásticos y una gran fuente en el centro del jardín.
Deshacemos parte de los kms andados y nos detenemos en Etar, un complejo etnográfico y arquitectónico, un museo al aire libre que exhibe las típicas casas y talleres búlgaros de los siglos XIII y XIX.
Nuestra última parada antes de llegar a Kazanlak es en Shipka para visitar su Memorial Church. Fue dedicado a los soldados rusos, ucranianos y búlgaros que murieron por la liberación de Bulgaria en la guerra ruso-turca de 1877-78. Se inauguró oficialmente el 28 de septiembre de 1902.
De camino a Kazanlak nos detenemos un momento en un lugar donde se ven varias tumbas tracias, pero están en obras y cerradas al público.
Una vez en Kazanlak nos dirigimos directamente hasta nuestro alojamiento el Hotel Diamond (81 BGN) habitación no muy grande, baño amplio con terraza y una bonita decoración art deco. Salimos a cenar al Pizza Pub New York un Sach de pollo y vegetales, que al final fueron 3 trocitos de pollo con patatas y zanahorias, mal noooo, mucho peor, un espanto de cena.
Día 23, nos levantamos y a la vuelta del hotel tenemos la Bakery donde desayunamos bastante bien. Seguido nos acercamos caminando (10 mtos) hasta la réplica de una Tumba Tracia (6 BGN) y como mucho un minuto dentro, se me queda un poco cara de gili....
Volvemos nuevamente al coche y salimos hacia la playa en el Mar Negro.
En unas 2,30 horas nos presentamos en Sozopol, nos alojamos en el Selena Beach Hotel (60 BGN c/des), un fantástico hotel a pie de playa y piscina. Preciosa habitación con terraza, la piscina al lado y vistas al mar, creo que lo mejor de Bulgaria en cuanto a alojamiento se refiere.
Nos encontramos como a 20 minutos caminando del centro de la ciudad, un paseo precioso para caminar por la playa.
Nos reciben con un welcome drink de bienvenida, vodka con un líquido de color azul que estaba estupendo y más a las 2 de la tarde, de rechupete. Dadas las horas que son aprovechamos para comer junto a la piscina antes de salir hacia el centro de Sozopol.
Una vez comidos salimos sin más paseando por Harmanite Beach hasta el centro, un paseo de lo más agradable y el agua en perfectas condiciones para zambullirte aunque hoy no lo vamos a hacer.
La hermosa ciudad de Sozopol, ubicada en la costa sur del Mar Negro y situada en una pintoresca península, la ciudad es una de las más románticas de Bulgaria, el casco antiguo fue declarado reserva arquitectónica e histórica en el año 1974.
Mar, arena, playas vírgenes con aguas cristalinas es lo que te esperan si visitas esta zona de Bulgaria. De regreso al hotel me paro a tomar una cerveza con esta preciosidad con la que comparto mi vida. Salimos pitando, tenemos una fuerte tormenta encima y llegamos al hotel sin mojarnos por los pelos.
La cena la hacemos en el mismo hotel, es self service, muy variado y todo muy rico, yo personalmente me pongo hasta arriba de comer, mejor dicho, de cenar, un día es un día.
Como nos gusta tanto el hotel hemos intentado quedarnos una noche más, pero estaba full, hay un evento para ese día y no hay posibilidad alguna, una auténtica pena.
Sábado 24, desayunamos muy pero que muy bien y salimos hacia el sur haciendo una paradilla para ver por fuera el Castillo de Ravadinovo. Fue construido en 1996 como propiedad privada; una atracción inusual inspirada en los cuentos de hadas que alberga una galería de arte, sala de juegos, capilla, zoológico, etc. Se encuentra rodeado por un lago y una réplica de la Fontana di Trevi de Roma.
Continuamos viaje hacia el sur y llegamos hasta la frontera con Turquía o al menos eso creemos, hasta la policía se ríe de nosotros cuando les preguntamos si estamos en Bulgaria o Turquía.
Ya de regreso hacia el norte nos detenemos en la hermosa Silistar Beach, la última playa antes de la frontera con Turquía.
Y llega nuestro primer baño en el Mar Negro, estamos en la Ahtopol Beach, playa poco concurrida y muy tranquila. El agua en perfecto estado, limpia y con buena temperatura.
Nuestra última playa es la Drivers' Beach, una playa virgen, tranquila y muy larga. Nos damos otro baño en sus transparentes aguas y nos comemos nuestro bocata tan ricamente. Luego un ratito de tumbarreta que nos la merecemos.
Sobre las 16,30 salimos para Ravda a escasos 5 kms de Nesebar localidad en la que vamos a pasar dos noches en el Ivatea Family Hotel (45 BGN c/des), habitación grande con balcón, limpia pero muy básica, nada que ver con lo que hasta ahora hemos tenido. Los dueños súper majetes pero inglés ni hello, hablar con ellos es un dialogo de besugos.
Cayendo ya la noche nos acercamos hasta la Central Beach, un paseíto y a cenar al Pizza Castelo y de verdad que lo hacemos genial, genial.
Domingo 25, desayuno muy normalito tirando a flojo y salimos hacia Nesebar. Aparcar allí es tremendamente complicado por lo que lo dejamos en un parking (2 BGN la hora) es barato 1 euro y compensa con creces.
Nesebar, "Perla del Mar Negro" ciudad Patrimonio UNESCO que a nosotros nos deja un sabor un tanto agridulce, nuestra definición es la de "Ciudad Souvenir". Está repleta de tiendas de regalos, restaurantes y coches aparcados por todos los lados, demasiado turística para nuestro gusto. En una hora y media la hemos visto y nos vamos.
A unos 35 kms al norte tenemos la Irakli Beach, una de las pocas playas salvajes que quedan en Bulgaria. Playa perfecta para aquellos que buscan la tranquilidad, arena, agua e incluso la opción naturista.
En el extremo norte de la misma se encuentra él Vaya Beach Resort, un 5 estrellas lujo, lujo, lujo y justo en la pequeña elevación, con vistas a toda la playa, el magnífico Panorama View & BBQ, un lugar del que no querrás irte, el lugar perfecto para tomarte la mejor cerveza en Bulgaria.
Si ayer dije que Drivers' Beach era brutal, esta la supera con creces, estamos ante la mejor playa del Mar Negro.
Aquí nos tiramos al menos 3 horitas tirados en la arena aprovechando el sol y echando una siestecita.
Siguiendo la carretera y a unos 8 kms más hacia el norte, tomamos un desvío a la derecha que nos lleva hasta el camping Chaika, una vez en el un camino a la izquierda te lleva hasta prácticamente la playa, digo prácticamente porque tendrás que dejar el coche en la parte alta y bajar andando hasta la misma. Se llama Chaika Beach otra playa salvaje que se junta con Smirite South Beach, ambas son brutales.
La tarde nos cae encima y emprendemos el regreso para el hotel. Un pequeño descanso y salimos a cenar al Fish Levant que ayer no pudimos por estar lleno, la cena estupenda y el sitio muy recomendable.
Lunes 26, hoy sí que desayunamos bien, a base de creps con queso y mermelada que estaban muy ricos. Pagamos la cuenta y nos despedimos por señas de ellos, como anteriormente dije, de inglés cero patatero.
De camino a Ruse (destino final) nos detenemos en Madara, para visitar el caballo/caballero de Madara, también Patrimonio UNESCO. Llegamos, pagamos la entrada de 5 BGN y nos enfrentamos a un montón de escaleras de las que Montse parece estar tan contenta, o al menos esa es la sensación que da.
Justo terminar las escaleras te das de frente con el Caballero de Madara, una misteriosa escultura excavada en la roca a 23 mts de altura que data de principios del siglo VIII. El monumento es un jinete de tres figuras en tamaño real, un león tendido frente a él, detrás un perro que corre e inscripciones en lengua griega que se refieren a los acontecimientos de la historia búlgara en el periodo de principios del siglo VIII al IX.
Desde ese punto del Caballero, giramos a la izquierda para subir los 386 escalones de piedra hasta llegar a la Fortaleza con vistas panorámicas a todo el valle.
Pasamos un buen rato por arriba, estamos solos, nadie nos molesta. La vista desde la cima es estupenda y privilegiada a su vez. Regresamos nuevamente por donde hemos subido, visitamos un par de cuevas nada del otro mundo y a comer al coche, hoy un par de bocatas de chorizo con un par de cervezas que compramos ahí mismo.
Coche de nuevo y de un tirón hasta llegar a Ruse, situada en la orilla del Danubio y frente a la ciudad rumana de Giurgiu.
Nos alojamos en el Lombardy Family Hotel (72 BGN c/des), habitación abuhardillada de estilo indonesio y al lado de donde empieza o termina la calle más famosa de la ciudad, la calle Alexandrovska, la principal avenida peatonal de Ruse. Aquí pasaremos un par de noches.
Lo primero que hacemos es darnos un paseo por la ribera del Danubio, está buena tarde y apetece caminar un poco.
Nos adentramos en el corazón de la ciudad conocida como la pequeña Viena por la Calle Alexandrovska, la calle más larga y bonita de la ciudad. Lo mejor es pasearla tranquilamente y disfrutar de sus majestuosos edificios, muchos de ellos en estado bastante decadente y otros muchos restaurados.
Si un día llegan a restaurarlos todos podría decir que te encuentras en una de las ciudades más bonitas de Europa y además sin turismo.
Aquí os dejo el caballo de batalla de Montse durante todo el viaje, menuda rallada con el cirílico. Pero debo de reconocer que cada día avanzaba más, despacio y sin prisas conseguía descifrar todo.
Tarde ya, regresamos al hotel y seguido a cenar al restaurante que tenemos en la misma esquina, el Enjoy, en cuanto a la cena aquí hay variedad de opiniones, para mí, bien.
Martes 27, amanece lloviendo, desayunamos y salimos hacia el Monasterio Rupestre de Basarbovo (4 BGN), aquí sí que tenemos que pagar y realmente creo que no vale la pena el pago porque no tiene nada de especial, lo que ves en la imagen es lo que ves una vez dentro. En media hora estamos nuevamente fuera.
Continuamos viaje hasta las Iglesias Rupestres de Ivanovo, un grupo de iglesias, capillas y monasterios tallados en la roca. Aparcamos y subimos un montón de escaleras hasta llegar a la única iglesia que se encuentra abierta al público, la de Sveta Bogoroditsa, también Patrimonio UNESCO. Allí mismo pagarás la entrada de 5 BGN
Está situada como a unos 38 metros de altura y excavada en la roca. En su apogeo contaba con unas 40 iglesias y capillas y con más de 300 habitáculos.
En el interior de la Iglesia encontramos impresionantes escenas y figuras del Evangelio y la Biblia. Los frescos que decoran las paredes y techos son representaciones de la Pasión de Cristo, desde la Última Cena hasta la Crucifixión.
Terminamos la mañana visitando las Cuevas de Orlova Chuka que con una longitud de 13.437 mts es la segunda cueva más larga del país.
Hacemos la visita solos acompañados por el guía. La entrada de 10 BGN vale la pena pagarla porque es impresionante por dentro. Fue descubierta en 1941 por un pastor que pasaba con su rebaño por allí.
Terminada la visita regresamos nuevamente a Ruse a comer.
La tarde la dedicamos a pasear nuevamente por Ruse, nos gusta bastante y sobre todo estos bancos/libro que están por todos los lados.
La mejor manera de descubrir y disfrutar de su arquitectura es pasear, caminar, perderse y dejarse llevar.
Hoy hacemos la cena en el restaurante griego Istros, muy bien y con buen y rápido servicio.
Miércoles 28, desayuno y salida para Sofia donde vamos a pasar nuestros 2 últimos días de vacaciones.
La zona común del hotel, súper bonita y decorada, un diez para ellos.
Llegamos a Sofia y nos dirigimos directamente hasta nuestro alojamiento que se encuentra junto al Mercado de las Mujeres estamos en el Shawoto 4 (54,50 BGN) Nos cuesta bastante encontrarlo, después cerramos la puerta y no podemos volver a abrirla, nos cambian de habitación, la arreglan, volvemos a cambiarnos y al final perdemos media tarde de un lado para otro.
Estamos en una zona que no se puede aparcar y como no vamos a utilizar el coche para nada creemos que lo más conveniente es entregarlo un día antes y olvidarnos de el.
Nos acercamos al aeropuerto y lo entregamos, pillamos allí mismo el metro que nos vuelve a dejar en escasos 10 minutos en el centro. Al final hemos hecho 2.500 kms.
El día ya empieza a caer, pero aun así nos da tiempo de recorrer bastante y llegar hasta la Catedral de Alejandro Nevski. Tremenda en dimensiones y capacidad para unas 10.000 personas.
De vuelta para casa vemos que hay música y buen ambiente en una plaza cercana, nos acercamos y vemos que están celebrando la Oktoberfest. Un grupo de música anima la fiesta, me como una rica salchicha de chorizo y continuamos.
Al cruzar por la calle Vithosa, calle peatonal llena de restaurantes y tiendas, vemos que está súper animada, nos adentramos un poco y Montse aprovecha para cenar un wok de verduras y ya los dos cenados regresamos a casa.
Cuando llegamos por allí no se ve un alma, está totalmente desierto y da un poco de "yuyu", no hay nada abierto, nada de nada y lo poco que vemos es de gente que no nos gusta un pelo. Y para estar a disgusto decidimos que al día siguiente nos cambiamos de alojamiento.
Jueves 29, lo primero que hacemos es reservar nuevo alojamiento, lo hacemos en el Hotel Lion Sofia (111 BGN). La habitación está genial, amplia, limpia, con vistas al Puente Lion, esto sí que es una habitación. Además tenemos la suerte de que llegamos sobre las 10 y ya estaba lista, nos la entregan y desayunamos justo al lado tan ricamente.
Instalados a gusto, nos ponemos en marcha para recorrer la ciudad y sus principales atractivos. Dicen que Sofia te enamora o te espanta, creo que no es para enamorarse pero tampoco como para espantarte, tiene algunos atractivos turísticos interesantes y con un día es más que suficiente para verlos.
No digo que Sofia sea una de mis ciudades favoritas, una de esas que dices aquí tengo que volver, pero para un finde semana alternando con algún lugar cercano vale la pena. Lo mejor es que es una de las ciudades o países más baratos de Europa.
Paseando por Vithosa, la calle estrella de Sofia. Es la principal calle comercial y por ello uno de los lugares con más actividad y concurridos de la capital.
Es mediodía y creo que ya hemos visto todo lo que teníamos que ver, así que regresamos para el hotel para ir a comer.
Comemos opíparamente, con un estupendo servicio y amabilidad en el restaurante Hadjidraganovite Kashti un bonito restaurante búlgaro donde nos han tratado fenomenal.
Hoy sí que digo que con la barriguilla llena regresamos al hotel, ya no salimos en toda la tarde, siesta, preparar equipaje y descansar que mañana a las 4 de la madrugada tenemos que coger un taxi para el aeropuerto.
Viernes día 30, son las 4 de la madrugada cuando nos levantamos, un lavado rápido y para la calle donde ya nos espera el taxi que habíamos reservado. En 20 minutos estamos en el aeropuerto, pagamos 20 BGN y para la terminal a facturar. Está a tope, están facturando 6 vuelos prácticamente a la misma hora y aquello es un desastre, tardamos unos 45 minutos en facturar la maleta, pasamos controles y demás historias y para la sala de espera, Sobre las 7,15 despegamos hacia Madrid donde tomamos tierra pasadas las 9,30 de la mañana.
El resumen que hago de estos 18 días por Bulgaria, es que es un país tremendamente boscoso con bonitos monasterios, playas, etc, pero no hay nada que me haya hecho vibrar de emoción, nada espléndido que ver. La mayor parte de lo que ves allí lo tienes aquí.
A tener en cuenta:
- En primer lugar decir que espero no volar nunca más con WizzAir, un desastre de compañía y una atención pésima al cliente. Nuestro vuelo de ida se retrasó 11 horas y nos dieron para pasar el día un vale por valor de 8 euros. Cambiamos de vuelo con otra compañía y te niegan la compensación del billete.
- Lo primero que nos llama la atención nada más llegar, es la media tan alta de vehículos de altísima gama que se mueven por Sofia, ni en Mónaco lo ves. ¿de dónde sale la pasta...??
- Otra cosa a destacar es lo que fuma todo el mundo, hombres y mujeres es exagerado y lo peor es que dentro de los restaurantes lo hacen y se te quitan las ganas de comer, es asqueroso la peste que hay en los interiores.
- ¿Como es la gente de allí? Tienen un carácter seco y amargo, en muchos casos resulta ser bastante desagradable, cara de pocos amigos y en la mayoría de los casos muchas risas pero no te hacen ni puto caso. Muchos llegan a ser muy bordes.
- A la hora de conducir, ármate de paciencia quitando las autovías que son dos, el resto de las carreteras están en un estado bastante deplorable.
- Sobre el tipo de conducción ni hablar, son auténticos energúmenos y suicidas, igual te adelantan en línea continua, que por la derecha, que en curvas con visibilidad cero.
- El precio de la gasolina está sobre los 3 BGN que si enseñas la documentación te hacen 25 céntimos de descuento, eso en teoría. Y digo teoría porque siempre te ponían pegas, en algunos lugares te hacían el descuento y en otros decían que los coches de alquiler no tienen derecho a ellos, menuda cara que tienen. Lo peor es que como nadie habla inglés entras en un dialogo de tontos, así que a pagar y callar.
- En cuanto al idioma, excepto la gente joven, el resto, de inglés cero y como su idioma es cirílico no te enteras lo que vale un peine.
- Pagos con tarjeta, los puedes hacer en todos los sitios, no hay el más mínimo problema.
- El cambio de euro a Leva es siempre el mismo, equivale a 1,96 levas.
- La vida es barata comparada con la nuestra. Comes a la carta por una media de 10 euros, la cerveza de 500 ml por 1,50 euros y alojamientos sobre los 35 euros con desayuno.
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