domingo, 4 de marzo de 2018

Filipinas

Llevamos varios años con la mente puesta en Filipinas y finalmente después de una fuerte lucha con Nueva Zelanda nos hemos decantado por este país y sus islas.
Serán casi 30 días para recorrer una mínima parte de sus 7.107 islas (la mayoría de ellas deshabitadas). Su eslogan para competir con el resto del sudeste asiático es: It's more fun in the Philippines.
En estos días intentaremos visitar  las siguientes islas: Cebú (punto de llegada de nuestro vuelo y punto de partida a las islas Visayas), Bohol (famosa por las Chocolate Hills y el primate Tarsier), Negros (la utilizaremos como punto de partida a las Apo Island un lugar donde hacer snorkel junto a tortugas marinas), Bantayan (con sus playas de ensueño), Malapascua (un paraíso por sus aguas turquesas y transparentes), Palawan (la favorita de los filipinos) y terminaremos en Luzón (famosa por sus terrazas de arroz).
Nuestro viaje es bastante ambicioso y seguro que incluye más de un lugar que luego no podremos visitar, pero que más da, los planes están hechos para poder cambiarlos tantas veces como quieras.



Día 2 de Febrero, estamos a escasas 48 horas de dar comienzo nuestro viaje. Los preparativos nos invaden la casa de ropa, mochilas, calzado y otras muchas cosas que necesitaremos en el día a día. Esto por si acaso, esto por si llueve, esto por si hace calor y esto por si ......!! Al final la mochila llena.

Debemos de tener en cuenta que cada pantalón, bañador, crema o lo que sea, va a sumar peso a nuestra mochila y ni que decir que a nuestras espaldas; por lo que el "quizá me pueda servir" o "lo añado por si acaso" es una regla que no debemos de tener en cuenta. 
Pues bien, ya tenemos todo listo y ahora sólo nos queda meterlo en la mochila y esperar unas horas para volar hasta nuestro punto de comienzo que será Cebú.

Domingo día 4, amanece nevando en Madrid, que bien, estamos a punto de pasar de 1 grado a 30 en unas pocas horas. A las 14,30 embarcamos, el Capi nos informa que tenemos que pasar el avión a deshelar las alas para poder despegar y entre unas cosas y otras salimos con una hora de retraso.
Como podemos ver en la imagen, volamos nuevamente en el A380 de Emirates, el rey de los cielos y la compañía reina de la aviación (al menos esa es mi opinión).
Llegamos a Dubai, cambio de avión a un 777-300ER y despegamos hacia Cebú ciudad en la que empezaremos nuestro periplo por Filipinas.

Lunes día 5, a las 15,15 horas tomamos tierra en Cebú, recogemos mochilas, cambiamos dinero (1 euro = 60,64 php) creo que no está nada mal y creo que es el mejor sitio para cambiar.
Salimos a la calle donde nos abordan los taxis de color amarillo pidiéndonos unos precios bastante elevados por llevarnos a nuestro alojamiento, por lo que decidimos continuar andando y buscar algo más económico. Alguien nos dice que cojamos los taxis de color blanco que estos llevan taxímetro y son mucho más baratos y así es, los de color amarillo nos pedían 475 pesos y con los de color blanco nos cobraron 180 pesos, bastante menos de la mitad.
Nos alojamos en el Hotel Pier Cuatro (1380 pesos con desayuno), la habitación es de reducidas dimensiones y sin ventana, menos mal que tiene aire acondicionado que sino allí no hay quien pare. Lo bueno de este lugar es que estamos muy cerca del puerto desde el que mañana iremos a la Isla de Bohol.
A escasos 100 metros del hotel hay un puesto donde se venden los billetes del barco con Oceanjet, los compramos para las 7 de la mañana y a 450 pesos persona.

También tenemos a 100 metros un lujoso centro comercial que nos viene perfecto para cenar. Tenemos la suerte de que aquí se encuentra uno de los restaurantes House of Lechón, un lugar que ya traía apuntado para hacer una comida. Recomendable cien por cien, pero ten en cuenta que cuando te digan que las raciones son para dos o tres, se refieren a dos o tres de ellos ya que para nosotros deberás de pedirte al menos dos o tres platos para quedarte medianamente bien. Imprescindible pedir Lechón, está delicioso.

Día 6, hemos dormido mal, mal, mal, nos hemos despertado a las 12 de la noche y eran las 5 de la madrugada y teníamos los ojos como platos, así que espero que la próxima noche sea mucho mejor.
A las 6 am ya estamos desayunando (sin florituras, pero correcto) y a las 6,30 estamos cogiendo un taxi que nos acerca hasta el Pier 1, punto desde donde salen los ferrys de Oceanjet. Con puntualidad británica a las 7 en punto salimos con dirección a Tagbilaran en la isla de Bohol donde amarramos nuevamente en 1,45 horas.
Salimos fuera del puerto donde hay cantidad de triciclos, pillamos uno (250 pesos) y nos lleva hasta nuestro alojamiento en la isla de Panglao que se encuentra unida a través de 2 puentes con Bohol.

Nos alojamos en la zona de San Isidro en el Steffi's Place (1150 pesos noche con desayuno) en una fantástica cabaña colgada encima del mar. Un emplazamiento de lujo, con unas vistas que, que decir y con acceso directo al mar.

Alquilamos una moto en el mismo alojamiento (440 p/día) y salimos para darle una vuelta a Panglao. La primera parada la hacemos en la famosa Alona Beach, aunque si tengo que decir la verdad no le vemos nada de espectacular, una playa que es el aparcamiento de decenas de bangkas transportando turistas, chiringuitos, escuelas de buceo y poco más que decir. Vaya que no es el mejor sitio para darse un baño.

Dejamos Alona y nos vamos hasta la White Beach, esto ya es otro tema, una kilométrica playa en la que únicamente hay cuatro niños chapoteando y disfrutando con sus juegos, playa de arena blanca, llena de palmeras y por la que nos damos un buen paseo, toda para nosotros dos.
Dejamos la playa y hacemos una parada para comer y descansar un poco.

Seguido nos acercamos a visitar la Cueva de Hinagdanan, iluminada por la luz del sol que se filtra por dos agujeros que tiene en el techo, con una laguna profunda donde puedes darte un buen baño (Montse lo hace) y grandes estalactitas y estalagmitas en su techo.
Y ya para casa que queremos darnos un baño antes de que anochezca.

Aparcamos la moto, cogemos nuestras gafas y tubo y a hacer un poco de snorkel. Nada más entrar vemos cantidad de estrellas de mar de diferentes tamaños y colores, peces payaso, corales y sobre todo disfrutamos de un buen rato en el agua.
Para cenar lo hacemos en el único restaurante que tenemos cerca, se trata del Bougainvillea Spanish Restaurant, buenas raciones, generosas en cantidad y muy amables los dos chicos que lo regentan. Muy recomendable el pasarse a comer o cenar, según nos dijeron siempre lo tienen lleno y damos fe de ello, cuando llegamos estaba todo full.

Día 7, parece que ya estamos cogiendo el ritmo y el sueño, nos levantamos a las 6 para ver amanecer, desayunamos y estamos ya listos para salir a hacer el tour que tenemos previsto para el día de hoy.

Son las 9 de la mañana y ya tenemos la moto lista, además a estas horas el calor empieza a pegar fuerte, así que nos vamos ya. Hacemos una primera parada en el puerto de Tagbilaran para comprar los billetes del ferry para mañana a Dumaguete (700 pesos) y sin más demora continuamos camino.

Llegamos hasta Corella donde se encuentra el Tarsier Sanctuary. Está considerado como la especie de primate más pequeña del mundo, su cabeza gira 180º en las dos direcciones, su peso varía entre los 85 y 165 gramos, mide una media de 15 cm y es el mamífero con los ojos más grandes en relación a su cuerpo. Tan sólo es posible verlos en Filipinas.

Por el camino nos encontramos cantidad de agricultores recolectando arroz. Es el producto nacional por excelencia (como en toda Asia) y según noticias que vemos en TV, tienen que importar ya que con lo que producen no les llega.

Cruzamos Loboc, paramos por el camino a descansar un poco y tomar una cerveza y llegamos a las Chocolate Hills, 1268 montículos y casi todos del mismo tamaño que se encuentran repartidos en unos 50 km cuadrados.

Se encuentran cubiertos de hierba verde que se vuelve marrón en la época seca; de ahí el nombre de Montañas de Chocolate.

Empezamos ya la vuelta para casa, hacemos una parada para comer en el Tarsier Conservation Area y otra en Loboc junto al río. Esta vez nos dirigimos directamente hasta el mar y llegamos hasta Panglao bordeando toda la costa.
Al final nos hemos recorrido 133 kilómetros y hemos llegado con el culo como un tambor y sin rabadilla.

Cambio de ropa y al agua un rato para quitarnos el cansancio antes de ir a cenar.

Día 8, a las 9 ya estamos listos para darnos la última vuelta antes de marcharnos de la isla y lo hacemos visitando la playa que se encuentra junto al Amarala Resort. Buena playa y muy auténtica, nos damos un baño, un paseo y para las 10 estamos de nuevo en nuestro alojamiento.

Un último baño, una buena foto de un pez payaso, liquidamos la cuenta y un triciclo para el puerto que nos vamos a Dumaguete (Isla de Negros).

En media hora estamos en el puerto, pagamos 50 pesos de tasas más 100 por equipaje (todo ello por persona) y nuevamente con puntualidad salimos a las 12,10 horas para Dumaguete donde llegamos en 1,45 horas. Vamos paseando por el paseo costero, comemos en un barete filipino por 3 euros los dos y pillamos un triciclo hasta la estación de Ceres Liner. Cogemos autobús hasta Dauin (50 pesos) y en aproximadamente media hora estamos allí.

Nuestro alojamiento de hoy es el Mahogany Upland Resort.com (1346 pesos con desayuno). Nos dan una habitación enorme, casi tan grande como su piscina ¡jaja!

Viernes día 9, nada más desayunar nos acercan hasta la carretera donde cogemos un jeepney que en 15 minutos nos deja en Malatapay, punto donde se encuentra el embarcadero de las bangkas que van hacia Apo Island.

A las 10 am salimos hacia Apo Island en la bangka que proporciona el propio alojamiento (300 pesos persona y trayecto). En 45 minutos estamos desembarcando en la isla y a tan sólo 15 o 20 metros de nuestro alojamiento el Liberty Rhodes (2700 pesos pensión completa, no hay otra opción)

Nos dan un preciosa habitación con balcón y vistas al mar, una maravilla de lugar, un lugar de ensueño donde pasaremos un par de noches. Aquí no hay internet y la luz tiene horarios.
Nos ponemos los bañadores y nos vamos al agua que dicen que es muy fácil ver tortugas en esta isla y especialmente en este lugar.

Al poco tiempo de entrar vemos nuestra primera tortuga, es preciosa, con un caparazón brillante y súper amigable, nadaba a nuestro lado como si nos conociera de siempre.

Un poco más tarde vemos otras dos, una de ellas bastante más grande. Es una delicia nadar a su lado, es la primera vez que tengo la ocasión de hacerlo y me ha encantado. Estamos un poco más y nos salimos para tomar un poco el sol y secarnos para ir a comer. La comida bien de cantidad y de calidad, no podemos quejarnos para nada.

Nos damos un paseo por el pueblo, nos detenemos un buen rato viendo como los niños disfrutan de lo lindo y nos vamos a cenar. Luego nos echamos una partidita de mus y a dormir.
Sobre el alojamiento decir que la situación es de 10, las comidas buenas y generosas, pero creo que las habitaciones tienen mucho que mejorar y no me refiero a cuestión de lujos, me refiero a que no hace falta tener muchos puntos de luz si luego no tienen bombillas o estos puntos no funcionan, el tener una puerta en el baño o una pequeña mesilla donde poder dejar las cosas.

Día 10, a las 6,30 ya estamos en el agua, pero no vemos tortugas, deben de estar durmiendo todavía, así que después de media hora nos subimos a desayunar.

Ayer un matrimonio español nos comentó que hay un trail alrededor de la isla muy interesante y con una duración aproximada de 3 horas. Como ya estamos bien alimentados sobre las 8 damos comienzo a una jornada de muchas escaleras.
Empezamos a subir y antes de llegar al faro nos desviamos hacia la derecha pasando por un conjunto de casas donde nos detenemos un rato con una familia maravillosa. Nos hacemos unas fotos con ellos, charlamos un rato y continuamos.

Llaneamos un poco y empezamos el descenso por otros cientos de escaleras con barandilla incluida hasta el pueblo que se encuentra en el lado opuesto de la isla. En esos momentos están celebrando misa (lo hacen una vez al mes), nos ofrecen sentarnos con ellos y después de estar un rato continuamos.

Volvemos a coger el camino, mejor dicho las escaleras, y otra vez un ciento de ellas para arriba hasta llegar a la cumbre con buenas vistas. Bajas de nuevo, vuelves a subir y ya desde este punto divisamos el lago y nuestro pueblo. A partir de ahora es todo bajar, cruzamos el lago y llegamos hasta una playa vacía en la que únicamente se encuentran tres militares en bañador preparándose un pollo frito (vaya curro el de este ejercito). Cruzamos el pueblo que por cierto es bastante grande y al hotel.

Nos ponemos nuevamente el bañador, equipo de snorkel y al agua patos. Cuando llevamos 5 minutos aparece nuestra simpática tortuga, era como de la familia ya que no se separaba de nosotros.

Ella estaba a lo suyo, dar buenos mordiscos a la hierba que tenían las rocas, pasaba olímpicamente de nosotros. Después de pasar un buen rato a su lado la dejamos tranquila con sus quehaceres y seguimos viendo fondo marino y hoy en especial cantidad de serpientes marinas que no ofrecían ninguna confianza.

Una preciosidad verlas nadar a escasos centímetros de nosotros.

Son ya las 12,30 una hora perfecta para tomar una cerveza y lo hacemos en el Resort que se encuentra a 100 metros del nuestro el Apo Island Resort, cuenta con playa privada y además la cerveza a 60 pesos, 15 menos que en el nuestro. No sabemos su coste, pero la pinta es fantástica, mi recomendación es echarle un vistazo antes de decidirse por uno u otro.

Domingo día 11, a las 8 en punto sale nuestra Bangka para Malatapay, donde llegamos en unos 40 minutos. Caminamos hasta la carretera donde cogemos un Jeppney que nos lleva hasta la estación de bus de Dumaguete. Una vez allí esperamos una media hora hasta las 10,15 que sale el autobús hacia Cebú. En la estación nos dicen que la duración del viaje es de 4 horas ¡¡jajaja!!
Llegamos a Tampi, entramos con el autobús en el ferry y en otros 40 minutos estamos en Bato, ya en la isla de Cebú.
A partir de este punto empieza el calvario, las paradas son continuas, el tráfico infernal, especialmente los últimos 50 kilómetros que nos cuestan 3 horas hacerlos y que vaya, que entre pitos y flautas las previstas 4 horas se han convertido en 7 horas.

A las 17,15 horas entramos en Cebú, cruzamos por una zona de auténtica miseria y llegamos a la South Station. Cogemos un taxi (siempre de los blancos que llevan taxímetro) y en 10 minutos estamos en el hotel.
Nos alojamos en el Leope Hotel (1350 pesos sin desayuno). Buen alojamiento y muy recomendable, además lo tenemos a 15 minutos andando de la North Station que utilizaremos mañana para ir a Bantayan.

Día 12, nos levantamos a las 5 de la mañana para poder coger el autobús que sale a las 6 para Bantayan. Desayunamos un poco en la estación y arrancamos hacia el puerto de Hagnaya, punto desde el que se cruza a Bantayan. En 3 horas y media estamos allí.
Sin ni siquiera bajarnos del autobús nos informan de que todos los barcos están cancelados al menos 2 días por la llegada inminente del Tifón Basynga. No nos lo podemos creer, el día está soleado y la mar en calma (aparentemente). Y que hacemos ahora?? quedarnos allí no tiene sentido, no hay nada que hacer y además no sabemos cuanto tiempo tendríamos que hacerlo. Preguntamos para ir a Malapascua y la respuesta es la misma, están todas las conexiones marítimas del país cortadas. No nos queda otra opción que regresar a Cebú City y esperar a ver como transcurre el Tifón. Así que otras 3 horas de autobús y regreso al mismo hotel.
Por la tarde se pone a llover en algunos momentos muy fuerte, pero sin más, no sabemos si la situación se complicará más o no, mañana lo veremos y tendremos que tomar una decisión. ¡¡En fin, un día para olvidar!!

Martes 13, el día amanece con fuerte lluvia, bajamos a desayunar al Seven Eleven que tenemos al lado y después chubasqueros y a caminar bajo la lluvia. Pasamos nuevamente por la estación para preguntar si se sabe algo de los barcos que cruzan a las islas y nadie sabe nada de nada.
Continuamos caminando hacia el Fuerte de San Pedro, pero la lluvia es tan intensa que tenemos que meternos en un gran centro comercial donde nos tiramos horas paseando y viendo tiendas.

Pues nada, al mal tiempo buena comida ¡jeje! Cogemos un taxi que nos acerca hasta el Centro Comercial Robinson para comer nuevamente en el House of Lechon. Hoy ya no nos pilla de novatos y nos pedimos unos noodles, 3/4 de kilo de lechón y 2 cervezas, nos quedamos como nuevos.

Como parece que ahora llueve menos, continuamos caminando por donde podemos puesto que aquí no existen las aceras hasta llegar al Fuerte de San Pedro, una visita y seguimos hasta la Basílica del Santo Niño, la más antigua de todo el país.

Terminamos en el Carbon Market, un enorme y colorido mercado que vale la pena visitar. No tanto así sus alrededores con la más absoluta miseria, niños desnudos embarrados hasta el cuello, chabolas incapaces de aguantar un soplido y escenas de su vida que te dejan sin aliento. Un lugar que impresiona y que a su vez imprime un cierto respeto adentrarse en el.
Al final compramos unos mangos y unos mangostinos y un taxi para casa. 
Una vez en la habitación seguimos dándole vueltas a que hacer mañana ¿nos la jugamos yendo a Malapascua o nos olvidamos y vamos a Palawan?. Dado que no hay manera de informarse del estado del mar, de si los ferrys cruzan o no, de que nadie sabe nada de nada y de que además no hay plazas hoteleras libres ya que las que teníamos las habíamos anulado, decidimos olvidar Malapascua y compramos dos billetes de avión para Puerto Princesa para mañana a las 10,40 (Malapascua otra vez será).

14 de febrero, San Valentín, día que en este país celebran por todo lo alto. El día amanece nublado pero sin lluvia, desayunamos y salimos hacia el aeropuerto. A las 10,40 y en hora salimos hacia Puerto Princesa (Palawan) donde aterrizamos una hora después y con lluvia. Un detalle que me llamó la atención es que en la escalerilla del avión había una persona que entregaba a cada pasajero un paraguas para protegerse de la lluvia, algo que yo al menos nunca había visto.

Un triciclo nos lleva hasta nuestro alojamiento el Julietas Pensión (1200 pesos con desayuno), habitación muy correcta, limpia y atención muy buena por su propietaria.

Salimos a dar un paseo por esta caótica y ruidosa ciudad bajo la lluvia, sorteamos como podemos los cientos de triciclos que llenan sus calles, nos tomamos un café en una bonita cafetería decorada como corresponde a la fecha y para casa.

Día 15, a las 7,30 horas nos recogen para ir a Port Barton. Somos los primeros y tenemos que llenar la furgoneta antes de salir. Al final somos 3 chilenos, 1 española, 2 brasileños, 2 filipinos y nosotros. Para cuando salimos son casi las 9 de la mañana.
Son unos 125 kms los que nos separan y para los que invertimos 3 horas exactas con una pequeña parada para tomar un café. Una vez allí, pagamos 50 pesos de tasas por persona y nos vamos caminando hasta nuestro alojamiento, el Nellies Tourist Inn (1200 pesos sin desayuno) un lugar estupendo para quedarse.

Nos damos un paseo por la playa y a comer al Gacayan que es donde vamos todos los extranjeros. Pero realmente está todo muy rico y logrado, es muy auténtico y los precios son muy bajos. Allí y sin haber quedado antes coincidimos todos los hispanohablantes y hacemos un buen equipo.

Una vez terminada la comida nos vamos todos a pasear por su linda y tranquila playa y ya podemos darnos unos baños que por fin vuelve a salir nuevamente el sol y apetece mucho.
Estamos hasta que cae la tarde, luego cada uno a su casa hasta la hora de cenar que hemos quedado para hacerlo en la playa. La cena se nos atraganta ya que al poco de empezar se pone a llover a jarros y tenemos que tragarnos la comida, pagar y salir por patas y aún así llegamos calados a casa.
Port Barton, uno de esos pueblos donde todavía es posible descansar, pasear por sus calles sin asfaltar y sentir la esencia de Filipinas. Este se encuentra a medio camino entre la caótica ciudad de Puerto Princesa y  El Nido masificada por el turismo. Quizá el lugar idóneo para quedarse unos cuantos días más, vale la pena.

Día 16, desayunamos en el Gacayan y nos vamos caminando hasta la White Beach, la mejor playa de cuantas nos podemos encontrar en esta zona. A lo largo del camino cruzamos por una pequeña aldea de 4 casas donde podemos ver estas simpáticas caras risueñas que posan para nosotros. Este es un país en el que te enamoras de los niños.

En una hora caminando y después de pasar otras maravillosas playas, llegamos a la White Beach, una solitaria playa de arena blanca, silenciosa, que aporta esa tranquilidad que tanto buscamos nosotros.

Al llegar tienes que pagar 25 pesos, una cantidad simbólica que utilizan para el cuidado y mantenimiento. Nos acoplamos en estas tumbonas y aquí nos quedamos hasta las 13,30 que regresamos de nuevo a Port Barton para comer.

Comemos de prisa y corriendo una hamburguesa en un puesto callejero y continuamos caminando hasta las Waterfalls de Pamuayan.
Nos cuesta 1,30 horas llegar por un camino sin interés alguno, bastante aburrido y que en más de una ocasión pensamos en darnos la vuelta. (Puedes hacer el trayecto en moto, aunque no recuerdo cuanto cobraban).
Con lluvia nuevamente llegamos hasta la cascada y su pequeño lago, nos damos un baño en un agua más fresca que la de la playa, cosa que se agradece bastante y regresamos de nuevo para el pueblo donde llegamos cayendo la tarde. Al final entre unas cosas y otras nos hemos hecho más de 20 kms y no con el calzado más apropiado por lo que llegamos un tanto cansados y con los pies un poco tocados.

Sábado 17, en el día de hoy nos hemos decidido por coger un kayak para todo el día (600 pesos) y dedicarlo a recorrer alguna de las playas e islas que nos rodean.
Nuestra primera parada la hacemos en la playa de Pamaoyan Beach, una delicia de playa sola para nosotros, llena de cocoteros y con una limpieza extrema.

Y ¿sabes quién era el encargado de la limpieza? este peque que ayudaba a su padre en tales labores. Desde pequeñito aprendiendo el oficio.

En medio del mar tenemos un banco de arena blanca (sandbar) con unas increíbles vistas submarinas para practicar snorkel en el arrecife que lo rodea.

Y desde el sandbar hasta la isla que tenemos frente a nosotros la Cagsalay Island, a la que tardamos una hora rema que te rema. Desembarcamos y estamos un buen rato jugando con los peques que rondaban por allí, que eran muchos.

Nos despedimos de nuestros simpáticos amigos y empezamos a remar para Port Barton. A esta hora ya había un poco de oleaje y el viento siempre nos llevaba hacia la izquierda, pero dale que te dale conseguimos llegar de nuevo hasta la Sandbar, aunque bastante cansados por el esfuerzo.

Continuamos hasta otra pequeña playa de la cual desconozco el nombre y sobre las 16,30 llegamos a Port Barton, entregamos el kayak y el resto de la tarde playa y relax. Un día bonito pero bastante agotador, habremos hecho unos 15 kms con el kayak y para no tener experiencia es demasiado.

Domingo 18, nos recogen a las 8 de la mañana y seguimos recogiendo más gente hasta llenar la furgoneta. A las 9 en punto abandonamos Port Barton con un maravilloso sabor de boca y con pena de no quedarnos algún que otro días más. Una parada intermedia para tomar algo y a las 12,30 entramos en El Nido, uno de los lugares más espantosos que he visto en muchos años. Pillamos en la estación un triciclo que nos lleva hasta nuestro alojamiento, el Mountain Side Inn (1600 pesos sin desayuno) y cogemos tres noches más en el mismo sitio al precio de 1200 pesos. Habitación de reducidas dimensiones y sin el más mínimo interés. Lo mejor es que está en un callejón aislado del insoportable ruido que tiene esta localidad.
El único interés de venir aquí es tomarlo como base para descubrir el archipiélago de Bacuit.

La tarde la pasamos en Las Cabañas, 3 kilómetros antes de llegar a El Nido. Tiene una bonita playa con bastantes chiringuitos y música a todo volumen, lo que parece ser que le gusta a una gran mayoría de turistas. Si lo que quieres es tranquilidad, solamente tendrás que avanzar unos metros y estarás solo, sin nadie que te moleste y en la paz más absoluta que puedas imaginar.

Nos quedamos para ver el atardecer y regresamos de nuevo. Nos acercamos a una de las mil agencias que venden Tours, contratamos para mañana el Tour A (1200 pesos, incluye comida) y  vamos a cenar al Purno Bravo Pizza ya que por la zona de la playa está hasta la bandera, la gente metida en el agua con mesa y silla incluida, música a todo volumen, etc, etc, vaya que como anteriormente he dicho, un lugar para olvidar.

Día 19, antes de las 9 estamos en el local donde compramos los tickets. Nos acercan en un triciclo hasta el punto donde están las bangkas y salimos para visitar los cinco puntos de los que consta el tour: Small Lagoon, Secret Lagoon, Big Lagoon, Snorkel en Shimizu Island y para terminar en Seven Commandos Beach.

Parada en Shimizu Island para comer y descansar un rato.

Terminamos el día en Seven Commandos Beach donde aprovechamos para hacer un poco de snorkel en una playa que algunos califican de maravillosa y así sería si no fuera por que no hay un metro de agua en el que no haya una bangka, donde para meterse al agua debes de hacer juegos de destreza y malabares y jugarte el tipo para que una de estas no te trituren con sus hélices.

Mi impresión acerca del tour es que el entorno y los puntos que visitas son una auténtica maravilla de la naturaleza y que podría disfrutarse enormemente si no hubiera cincuenta bangkas o más en cada parada, otros cien kayaks (600 pesos media hora) y mil personas con sus chalecos salvavidas en el agua (casi todos chinos), donde es imposible poder nadar sin que uno de estos te pase por encima y lo peor de todo es que cuando tienes que regresar a tu barco no sabes ni donde está ni cual es el tuyo.
Creo que cometimos el gran error de no haber hecho el tour en Port Barton por la mitad de precio y con una décima parte de gente.

20 de febrero, lo primero que hago es felicitar a Borja que hoy cumple añitos, desayunamos y cogemos una moto para irnos a recorrer la zona norte de Palawan y de paso huir de El Nido.
A unos 17 kilómetros se encuentra Nacpan Beach, punto en el que hacemos nuestra primera parada. Una playa de varios kilómetros, la mejor que hemos visto hasta este momento. Tiene un toque salvaje por las montañas que la rodean y a la vez exótico por los cientos de palmeras que la adornan. El lugar ideal para disfrutar del baño y de sus aguas cristalinas.

Si quieres tranquilidad y huir de la locura de El Nido, este es uno de los lugares donde poder alojarte, donde el único ruido que oirás será el de las olas rompiendo en la playa.

Al final entre paseos, baños y salta que te salta ¡¡jaja!! nos hemos tirado 4 horas aquí. Dada la hora que es aprovechamos para comer en un chiringo que hay a la entrada, bien y barato y continuamos.

Unos pocos kilómetros más adelante tenemos Duli Beach, otra playa salvaje de unos 2 kilómetros de arena blanca, aguas turquesas y bordeada de cocoteros, todo un lujo.
Como anécdota, el acceso a esta playa transcurre por un camino en un estado bastante deplorable, con una subida bastante pronunciada y una bajada del mismo calibre, llena de polvo y arena suelta. La moto va resbalando y al final los dos al suelo ¡¡jejeje!! no nos pasa nada ya que íbamos prácticamente parados, pero nos ponemos de polvo hasta las pestañas.

Pasan ya de las 4 de la tarde y es hora de regresar, en poco más de una hora estamos en El Nido, compramos los billetes para el jueves a Corón (1760 pesos en el Fast Ferry) y seguido en una agencia de 2Go que se encuentra al lado del puerto los de Corón a Manila para el día 25 (2830 pesos en cabina) y damos el día por terminado.

Día 21, nuestra máquina de fotos ha dejado de funcionar, ayer iba perfecta y esta mañana no arranca ¡¡humm que raro es esto!!.
Cambiamos de moto y de lugar de alquiler ya que la de ayer era una castaña y el tipo un impresentable. Nos pillamos una Suzuki que se comporta genial durante todo el día.

Para las 9 estamos camino de Sibaltán. al que tardamos como hora y media en llegar. Un bonito y cuidado pueblo en la costa este de Palawan donde la vida transcurre bajo un sol abrasador, lenta, sin ruidos, salvo el de los pájaros y los niños que corretean de un lado para otro.

Recorremos sus adornadas y cuadriculadas calles, entramos en el colegio donde charlamos un rato con parte del personal y nos echamos unas risas con los peques en una de las clases. La gente en este país es maravillosa, dicen que los nórdicos son los más felices del mundo, ¿acaso se lo han preguntado a los filipinos....??
Nos llama la atención varias cajas de la Fundación Telefónica y La Caixa llenas de tablets para el aprendizaje de los peques, nos parece genial el apoyo que se da a esta gente, sea del lado que sea del planeta.

Empezamos a retroceder por el mismo camino que hemos venido haciendo una parada en el Qi Palawan Hotel. Cuando estamos llegando a la puerta sale una persona de seguridad que nos dice que tenemos que pagar 700 pesos, nos echamos a reír por lo exagerado del precio. Según nos dice esto incluye consumir este importe en el Resort y utilizar su piscina y la playa. Sin más que hablar nos vamos hasta San Fernando, aparcamos la moto debajo de un cocotero en la playa y otra más de quitarse el sombrero, al final nunca sabes cual es la mejor.
Únicamente hay un Resort, Casa Felicidad que recomiendo si lo que quieres es tranquilidad y una playa exclusiva para ti.

Arrozales de camino a Nacpan Beach donde queremos llegar a comer nuevamente.

Después de comer un  paseo por la parte de la playa que ayer nos quedó por recorrer. En este punto casi se juntan la de Nacpan a la izquierda con la de Calitang a la derecha.
Otra anécdota de esta tarde (yo ni me he enterado) es que entre Montse y un British han tenido que sacar del agua a un par de chinos que se estaban ahogando. ¿quién iba a ser sino? Chinos tenían que ser.

Anocheciendo llegamos a casa, entregamos la moto y salimos a cenar a una zona que vimos ayer con cantidad de puestos de pescado locales. Por cenar poco y mal a la hora de pagar nos la dieron con las manos abiertas, y nosotros pensando que aquí iba a ser regalado. Así que si no quieres recibir un sopapo parecido ni te acerques.

Día 22, a las 7,30 estamos ya en el puerto y embarcados. La hora de salida eran las 8,20 pero lo hacemos con algo más de media hora de retraso. En el momento que estamos en alta mar es como un Ferrari pero en el agua, no baja en ningún momento de los 42 kms/hora. En tres horas y media estamos en Corón la ciudad más grande de la isla de Busuanga, isla perteneciente a las islas Calamianes y justo cuando vamos a amarrar el motor del barco se para y el propio viento nos separa de puerto arrastrándonos al medio de la bahía. Echan el ancla y allí estamos hora y media hasta que consiguen solucionar el problema. Entramos de nuevo en el puerto y amarramos con 2 horas de retraso, en vez de a las 12 a las 14 horas.

Cogemos un triciclo que nos acerca hasta el Montemar Express, alojamiento que teníamos reservado y del que huimos nada más ver aquel antro. Nos cuesta un buen rato y una buena caminata al sol encontrar algo. Finalmente lo hacemos en el Macky's Hidden Inn (1500 pesos con desayuno), un buen lugar para quedarse, buena y amplia habitación, muy tranquilo y bien situado. El problema es que sólo nos dan para dos noches y necesitamos una tercera que buscaremos esta tarde.

La tarde la dedicamos a encontrar alojamiento para la última noche, en contratar un tour para mañana y en pasear por el pueblo y aledaños.

Disfrutamos de un bonito atardecer desde la terraza The View Deck, restaurante en el que de paso cenamos.

Día 23, a las 9 de la mañana salimos para hacer el Corón Ultimate Tour (1300 pesos con comida incluída) y en el que vamos a visitar Kayangan Lake, Twin Lagoon, Skeleton Wreck, Cyc Beach, Taraw Beach y terminaremos en Siete Pecados.
Hacemos snorkel en una zona de arrecifes con corales de bonitos colores, dicen que esta zona es un santuario del buceo a nivel mundial.
Durante la segunda guerra mundial intensas batallas se dieron por aquí dejando en sus fondos numerosos pecios. Una flota de 10 barcos japoneses se encuentran en los fondos de Corón.

El único pesquero que puede verse haciendo snorkel es el Skeleton que se encuentra a tan sólo 5 metros de profundidad, para ver el resto es necesario bajar a más profundidad.

Vista de la Laguna Midway desde la parte alta de la montaña que la separa de Kayangan Lake.

Subiendo unas decenas de empinadas escaleras llegarás hasta un mirador donde a su vez se encuentra una cueva. En este punto empiezas a descender hasta llegar al Kayangan Lake que dicen ser el más limpio de Filipinas y uno de los más exóticos de Corón.
Personalmente este es el punto que más me ha gustado de todos los visitados tanto aquí como en el tour de El Nido.
El tour es del estilo al que realizamos en EL Nido pero con la ventaja de estar mucho menos masificado por lo que lo disfrutas mucho más.
La última parada la hacemos en Siete Pecados y de allí sobre las 5 de la tarde para puerto.

Día 24, nos cambiamos de hotel al Four.Thirteen (4.13) (2500 sin desayuno), hotel recién inaugurado este mes con maravillosas habitaciones pero con bastantes defectos a subsanar supongo que por la apresurada apertura.
Dejamos las mochilas en recepción y nos vamos a alquilar una moto (500 pesos/día) para recorrer lo que podamos de esta isla de Busuanga.
En el momento que sales 500 metros de la ciudad, el tráfico desaparece y viajas prácticamente solo por sus carreteras que no son nada malas. Paramos para ver esta bonita capilla de Malbato donde muchos niños la llenan y por lo que pudimos intuir estaban preparándose para su primera comunión.

Alquilamos la moto en Angel Motorcycle Rental quien nos facilita este mapa con todas las indicaciones perfectamente hechas. No hay la más mínima duda para moverse con el.

Estamos en Río Beach a unos 60 kms de Corón, un lugar maravilloso donde aprovechamos para tomarnos un café y pasear a lo largo de su playa antes de continuar.

A unos 75 kms se encuentra Ocam Ocam Beach, una playa fascinante y probablemente el mejor lugar de esta isla para quedarse unos días, tranquilidad, relax, aguas cristalinas, que más se puede pedir..?

Aprovechamos para comer allí mismo un buen pulpo con unas cervezas bien frías y partimos de nuevo para casa que nos quedan todavía muchos kilómetros que hacer.

Hacemos una nueva parada en Río Beach donde nos tomamos un Sprite y un Banana Cue (plátano frito cubierto de azúcar moreno caramelizada insertado en un palo de bambú). Además su propietario nos invita a tomar un agua de coco y nos enseña el árbol del anarcardo dándonos unos cuantos para llevar.

Sobre las 5 de la tarde llegamos a Corón después de haber hecho unos 170 kms, entregamos la moto y subimos sin más dilación al Monte Tapyas para ver el atardecer. Para llegar a la cima tendrás que sortear 724 escaleras y seguro que llegas con la lengua fuera, pero una vez arriba las vistas no te dejaran indiferente.
En el día de hoy cenamos en otra terraza con buenas vistas, se trata de The Bar, platos buenos y bien de precio, el servicio un poco lento.

Día 25, nuestras últimas horas en Corón. Alquilamos la moto por unas horas, hoy nos dan la más bonita y nueva de cuantas hemos alquilado, sólo tiene 300 kms y es la del dueño que nos la ha prestado.

De camino a las Hot Springs llevamos por delante este triciclo con cerdo incorporado. Seguro que cuando lo desembarque montará a media docena de personas para aprovechar el viaje de vuelta, ¡¡son la caña!!

Llegamos hasta las Maquinit Hot Springs, una de las pocas aguas termales saladas del mundo. Dispone de 2 piscinas rodeadas de manglares con el agua rondando una temperatura de 40 grados.

Dos kilómetros más adelante tenemos Cabo Beach, la playa más cercana a Corón donde nos quedamos un buen rato antes de regresar de nuevo al hotel. Una ducha, cierre de mochilas y salimos a comer antes de salir para el puerto.

Para las 14,30 horas estamos en el puerto listos para partir hacia Manila. Cientos de personas hacemos fila y pasamos por varios controles antes de embarcar en el St Agustine of Hipo de la compañía 2GO.

A las 17,15 y con 45 minutos de retraso decimos adiós a Corón y a la isla de Busuanga.

El barco es como un campo de concentración, unas mil literas apiñadas unas al lado de otras se distribuyen a lo largo y ancho de 2 cubiertas, todo el mundo tiene derecho a una cama y a una caja con comida. En nuestro caso, pagamos un poco más y fuimos en cabina, Montse en una de 4 plazas y yo en una de 6, ya que cuando reservamos no había dos plazas en la misma. El billete incluía la cena en el restaurante, aunque a decir verdad bastante mediocre.
Después de cenar nos quedamos un rato de charleta con unas españolas y a dormir que tenemos 15 horas por delante antes de llegar a Manila.

Día 26, a eso de las 8 de la mañana llegamos a Manila, hemos pasado una noche fantástica, y eso que a las 6 de la mañana por megafonía y a todo volumen se han puesto a rezar el Padre Nuestro. Nos levantamos, subimos a cubierta a desayunar y prácticamente sin darte cuenta estás ya en tierra, creo que ha sido una muy buena elección la de venir en cabina.
Estamos en la Gran Manila o Metro Manila, ciudad formada por 17 ciudades y en la que viven alrededor de 20 millones de personas lo que la hace ocupar el octavo puesto de las metrópolis más pobladas del mundo.

Una vez en la calle preguntamos cuanto nos cobran por llevarnos a nuestro Hostel y mira por donde una señora nos dice que ella nos acerca hasta allí, que le pilla de paso, así que montamos y en 20 minutos estamos delante de la puerta del Hostel. De nuevo un 10 para esta gente que sin conocerte de nada se ofrece para llevarte en su coche, en nuestro caso al hotel.
Nos alojamos en el Stone House Manila ((1200 pesos sin desayuno), sin ninguna floritura pero correcto y bien situado para poder visitar todo caminando.

Después de descansar un poco nos vamos hasta el San Andres Market pensando que tenía algo interesante de ver, pero no ha sido así, se trata de un conglomerado de tiendas y nada más.
Seguimos caminando hasta Intramuros, el barrio más antiguo de Manila que a lo largo de su historia se ha visto reducida a escombros en varias ocasiones, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial.

Iglesia de San Agustín, el único edificio en Intramuros que sobrevivió a la Batalla de Manila al final de la Segunda Guerra Mundial.
Seguimos nuestro recorrido visitando la Catedral de Manila, Fuerte de Santiago y ya salimos de Intramuros para ir a comer algo.

Terminamos el día dando una vuelta por el Baywalk Roxas Boulevard, un paseo bastante agradable y muy del estilo al Malecón de La Habana.

Nos despedimos de Manila y sus jeepneys, los medios de transporte más populares de Filipinas, todo un símbolo del arte y la cultura filipina.

Martes día 27, a las 6 de la mañana estamos cogiendo un taxi que en unos 20 minutos nos deja en la Terminal 1 del aeropuerto Ninoy Aquino. El regreso lo hacemos con Qatar Airways con la que una vez más volvemos a tener problemas a la hora de facturar.
A las 9 en punto despegamos hacia Doha donde llegamos 10 horas después (14 horas hora local), corremos por el aeropuerto hasta nuestra nueva puerta de embarque que es la última ya que nuestro vuelo a Madrid sale a las 15 horas.

Nos dan la tarjeta de embarque y directos para el avión, un B-787, quizá el avión más bonito y mejor diseñado interiormente que conozco. Atrás dejamos Doha y en otras 7 horas estamos en Madrid (20,30 hora local).
Metro y para casa, estas vacaciones han llegado a su fin.

A TENER EN CUENTA

  • Lleva dinero en efectivo ya que salvo en las grandes ciudades no podrás hacer uso de tu tarjeta de crédito. Los alojamientos salvo raras excepciones tendrás que hacer su abono en efectivo.
  • Importante llevar una bolsa estanca para el agua. Ten en cuenta que te moverás muchísimo en pequeñas embarcaciones y corres el riesgo de que todo acabe empapado.
  • Chanclas tipo Teba o similares son fundamentales. Pasas mucho tiempo en el agua donde no en todos los sitios pisarás arena y además para los tours que hagas te pedirán 100 pesos por el alquiler de unos escarpines.
  • Igualmente si puedes llevar gafas y tubo te ahorrarás el alquiler de los mismos.
  • Si eres especialmente sensible a la conservación de la vida marina, aquí tendrás que cerrar los ojos puesto que empezando por las propias embarcaciones que tiran el ancla donde les viene en gana, verás cantidad de patanes pisando corales sin importarles lo más mínimo y además parece no importar a nadie.
  • Por otro lado en este país los gallos de pelea son "su deporte favorito", deporte que mueve a grandes multitudes, mucho dinero y varios canales de televisión retransmiten todo el día estas peleas.
  • Y ante todo, si puedes, evita alojarte en El Nido, no lo dudes, seguro que lo agradecerás.
  • Una pagina muy útil sobre el tiempo en Filipinas es Pagasa.
  • Calcula el tiempo que perderás en desplazamientos. Va a ser mucho, los transportes son lentos, muy lentos y cada día que tengas que viajar a corto que sea será día perdido.
  • Lleva un Plan B de viaje puesto que es una zona de tiempo muy cambiante y seguro que tendrás que hacerlo en más de una ocasión.
  • Dependiendo de la época en la que viajes y si tienes que coger vuelos, reserva con anticipación ya que estos van siempre muy llenos y aquí no tienes otra salida, o avión o barco.
Como resumen a estas vacaciones comentar que Filipinas es un fantástico país para visitar, muy seguro y con las personas más amables, simpáticas y adorables que yo conozco. 
Y de los niños que decir, son un encanto, risueños, divertidos, alegres y siempre dispuestos a pasar un buen rato contigo. 
Como contra decir que especialmente en las grandes ciudades como Manila, decenas por no decir cientos de ellos están tirados por las calles en condiciones infrahumanas con unas condiciones de vida que no se las desearía a mi peor enemigo. Las imágenes que ves en sus calles son desoladoras, niños expuestos a las drogas y los abusos sexuales, sin un hogar, sin nadie que se ocupe de ellos, viviendo en condiciones extremas, comiendo lo que pillan de basureros y sobreviviendo como malamente pueden.

Todo aquel que desee visitar este país debe de tener en cuenta que es un país básicamente de playa, playas de ensueño, playas de película, cientos de islas de diversos tamaños y ante todo un paraíso del buceo  a nivel mundial.




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